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EL DESTINO DEL PICNIC, UN LUGAR ÚNICO E HISTÓRICO: EL MONASTERIO DE SANTA MARIA LA REAL DE VALDEIGLESIAS

10.5.2018.- Sacar nuestros clásicos para hacer un picnic, a la vez que poder realizar una ruta pintoresca, es ya tradición de la Asociación Española de Clásicos Deportivos (AECD). Para este año, se consideró como buena alternativa realizar un plan parecido al que el año pasado hicieron algunos de los socios con el Club TR Register de España, del que también forman parte; un recorrido de 135km. por el este de la provincia de Madrid, hasta llegar a nuestro destino del picnic, un lugar único e histórico, el Monasterio de Santa Maria la Real de Valdeiglesias.

A primera hora de la mañana del primer sábado de mayo, casi treinta clásicos comenzaron a reunirse en el punto de salida, el Chanoe Motor Bar, en la Ciudad de la Imagen de Pozuelo de Alarcón. Como es habitual en su responsable, nuestro amigo Joaquín Hernández y su equipo, Chanoe nos recibió con banderas, pancarta y todo el cariño y apoyo a cualquier actividad sobre coches clásicos.

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La suerte acompañó con un día primaveral deslumbrante para descapotar e iniciar la ruta. Fuimos saliendo de Madrid por la M503 hacia Villanueva del Pardillo. Siguiendo por la M600 dirección a   Valdemorillo, enlazando con la M510 para pasar por Navagalamella, Colmenar de Arroyo, Chapinería y   Aldea del Fresno, disfrutamos de unas carreteras en magnifico estado, con curvas suaves, pueblos tranquilos y una naturaleza pletórica.   Finalmente, por la M507 llegamos al Safari Madrid, con parada intermedia para descansar.

La segunda parte del recorrido transcurrió siguiendo por la M507 hacia Villa del Prado y Cadalso de los Vidrios, continuando por la M542 para entroncar con la M501 dirección a San Martín de Valdeiglesias y Pelayos de la Presa, donde se encontraba nuestro destino.

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El Monasterio de Santa Mará la Real de Valdeiglesias, es un recinto cargado de historia desde que  Alfonso VII El emperador, Rey de Castilla y León, pasó en 1150 al Valle de las Iglesias donde reunió a unos pocos benedictinos ermitas otorgándoles Privilegio de Real Fundación. Este lugar sorprende a cualquiera por ser una joya casi desconocida pero, sobre todo, por la increíble belleza que exhibe luchando por recuperarse de la tortura provocada por la estupidez humana. Gracias a la iniciativa del arquitecto madrileño D. Mariano García Benito, esta maravilla no sucumbió totalmente para vergüenza de nuestra cultura y triunfo de nuestro vandalismo. Ana Muñoz García, sobrina de D. Mariano, es la actual presidenta de la Fundación del Monasterio, una persona entusiasta a la que agradecemos habernos abierto sus puertas, enseñadnos esas piedras heridas y permitiéndonos realizar el picnic bajo sus muros.

Los clásicos aparcados junto al Monasterio parecían poner notas de alegría al sufrimiento de sus piedras y la memoria que representan. Habernos podido sentar a la sombra de sus plataneros para almorzar charlando con los amigos, mientras dábamos cuenta de la paella que nos prepararon, a la vez que compartíamos las muchas especialidades gastronómicas que cada uno aportó, fue un privilegio indescriptible. Había que estar allí para sentirlo.

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Como cierre de la jornada, muchos subimos a tomar café hasta la Ermita de la Virgen de la Nueva de San Martín de Valdeiglesias que presenta unas vistas deliciosas sobre el Pantano de San Juan. A cambio los coches botaron de lo lindo en la ida y la vuelta. Camino a casa, parece que alguno removió todos los posos del depósito de gasolina haciéndolo “toser” hasta parar, otro “escupió” una bujía bailona y despistada en su apriete. Anécdotas que no deben faltar en toda buena excursión con clásicos, para lucimiento de los Macgyver que llevamos dentro.

  Fuente: Juan Jordano

Fotografías y vídeo: Juan Jordano

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