- EN ALGÚN MOMENTO TODOS LOS AFICIONADOS AL AUTOMÓVIL HEMOS SOÑADO CON UN GARAJE IDEAL, COMPUESTO POR LOS AUTOMÓVILES QUE MÁS NOS ATRAEN
- ÉSTE PARA TODOS LOS DÍAS, ÉSTE PARA MIS ESCAPADAS, POR SUPUESTO UN 911, QUE SON MUY FIABLES, UN JAGUAR DEPORTIVO, QUE ES MI ILUSIÓN, UN TODO TERRENO, ¿CUÁNTOS LLEVO…?
- Y LA DURA REALIDAD SE IMPONE Y REGRESAMOS CABIZBAJOS A NUESTRA VIDA. EL COSTE DE ADQUISICIÓN, EL ESPACIO, EL MANTENIMIENTO, LOS GRITOS EN CASA (¿PARA QUÉ QUEREMOS OTRO COCHE????)
- Y AL FINAL SIEMPRE TE QUEDAS SIN JUGUETES… ALGÚN DÍA, TE REPITES…
25 de noviembre de 2013.- Hace poco me dí una alegría en forma de Jaguar E Type. Conduje un coupé serie II en un estado excelente durante un buen rato, en carretera abierta, y me dio por pensar. Peligro, ha pensado, diría mi mujer. Pero dadas las actuales restricciones de velocidad y las anodinas condiciones del tráfico, por lo menos conduzco “algo con alma”, o al menos así lo interpreto yo.
Resulta ser un automóvil elástico, capaz de digerir cualquier adelantamiento, circular por el carril izquierdo sin problemas y poder escuchar la radio (cosa que no hago cuando me gusta mucho el sonido de un motor), pero es aquí cuando echas en falta algún que otro elemento propio de un automóvil actual. Cierres centralizados, porque te pasas la vida dándole a los seguros, que todo funcione correctamente, porque con tantos años le puede venir un achaque en cualquier momento, luces más potentes, ¿habéis oído hablar de algo que se llama ABS? Y no digo nada a la hora de girar el volante, o apretar el pedal del embrague. Para un ratito le perdonas todas estas pequeñas faltas, pones cara de auténtico gentleman y sufres en silencio, pero al día siguiente, si todavía continúa en el garaje, ya no te apetece tanto volver a conducirlo porque ese día vas a Teruel y hace mucho frío, y no confías realmente en tus dotes de piloto de coche histórico prestado, con el asfalto cubierto de hielo y tú gritando eso tan socorrido de “¿quién me mandaría a mí?” o algo peor, “se va, se va, se va de lado todo el ratoooo…”.
Y así, esa realidad va dando un vuelco a tu ilusión. Bueno, lo tendría para salir algún día, cuando me apetezca, te dices. Pero si voy a comprar un automóvil debe ser uno actual.
Muy bien, ha vencido la realidad, es lo lógico.
O tal vez no…
Hoy en día hay muy pocos coches de tamaño medio o compacto capaces de enamorarnos desde el minuto cero, y no olvidemos que estoy hablando desde la pasión, no desde la necesidad, así que si no eres un aficionado a este mundo debes dejar de leer aquí.
Estos vehículos que inundan las calles son funcionales, prácticos, tienen una buena economía de uso, son normalmente feos, muy parecidos entre ellos y en muchos casos vienen de Corea. Y son realmente baratos. Pero siempre soñamos con otro tipo de vehículo, ¿por qué? ¿por qué nos giramos a mirar un Bentley? Y no digo ya un Lamborghini, un Koenissegg o incluso un Porsche. Aparte de consideraciones machistas o sociales, y siempre hablando entre aficionados, la respuesta está clara. Son diferentes, son casi siempre muy “bonitos” y son muy caros, y tampoco puedes correr con ellos, no lo olvides, pero todos nos vemos dentro de uno u otro. Por esta razón, y salvando honrosas excepciones (Bien por el Mini y el Fiat 500!!!), tenemos nuestras calles llenas de engendros. Sería como darte una vuelta por el centro un sábado por la tarde y todas, todas las mujeres que vieras compitieran por el premio a la más fea. (Aplicable a hombres, desde luego). Ya sé que la eficiencia aerodinámica, combinada con el espacio interior, las técnicas de ensamblaje de las plataformas, la electrónica que todo lo preside, los innumerables elementos de seguridad, etc. componen una ecuación que da como resultado un vehículo que además hay que vender. Luego llega el marketing de producto, las campañas de ventas y bla, bla, bla. ¿Pero por qué son tan feos? ¿Tan… aburridos? Si costaba lo mismo hacerlos divertidos. Eso de “¿te gusta conducir?” ya quedó lejos.
Y no hablemos de la depreciación de la industria del automóvil. Ahora es un bien de consumo con final programado. Esta es la otra parte.
Así que vamos al meollo de la cuestión. Si eres capaz de gastar mucho dinero y te gustan los clásicos deportivos, estás de suerte, puedes pedirte un E Type construido por Eagle, (no reconstruido, ojo), y contar con todos los elementos que citaba antes, además de un vehículo moderno y sin depreciación (casi), o puedes dirigirte a Vicarage y te encargas un S Type de los 60, pero puesto en circulación para el siglo XXI. ¿Te gustan más los Porsches clásicos? Acudes a un preparador alemán, italiano u holandés (que los hay muy buenos) y te haces uno a la carta, o vas a Singer y pagas varios ceros en la factura, ¿Un Mercedes? Idem.
Vamos, que puedes actualizar y mejorar cualquier vehículo. Pagando, eso sí, y no sale barato.
Pero si eres un pobre mortal y estás de acuerdo en lo de conducir coches con alma, ponte a hacer números. Busca ese modelo que siempre quisiste, indaga, visita portales de venta, como mobile.de, por ejemplo, y hallarás cosas diferentes, y con suerte y ojo puedes hacerte con un vehículo diferente, quizá ya restaurado y/o mejorado que podrías conducir todos los días. Es complicado si no eres un profesional, así que no dudes en pedirle asesoramiento a la hora de comprar, pero conducir un BMW 3.0 actualizado es algo factible, o un Golf GTI de las primeras series, o un coupé Mercedes con el tratamiento “actualización” tan de moda en Alemania (les sustituyen obsoletos interiores por asientos deportivos, acabados en aluminio cepillado, amortiguadores más bajos, llantas, escapes, frenos, potencian motores, en definitiva, crean coches clásicos utilizables y diferentes a lo que fueron en su día), y puede convivir con el serie 1 diesel que usas a diario, te lo mantiene cualquier mecánico de la vieja escuela y está fuera de las modas, y siempre te sentirás diferente y ajeno a los preceptos de la industria actual. Y no es necesario un clásico reconocido y carísimo, simplemente uno que te “encienda”, y puedes crear un vehículo porque en definitiva tampoco vas a volver a conducir a más de 200 km/h. Eso ya pasó. Ya pasó.
No es un consejo idóneo para quien no tenga gasolina en las venas, y por supuesto que cuesta dinero, pero yo me dirijo a todos los que sueñan con tener un clásico para hoy, porque si todos vamos a la misma velocidad con los mismos coches los mismos días, mejor ir en tren.
Notas falsas:
– ¿Vas a comprar otro coche???
– No, voy a hacerme EL COCHE, MI COCHE.
– Tú estás loco.
– Y muy vivo, piensas, pero ya te cuidarás…
Texto: Maltese
Fotografías: Juan Inigo Ros