- MUCHAS VECES, LA ASISTENCIA A UNA CONCENTRACIÓN DE CLÁSICOS ACARREA LA POSIBILIDAD DE RECIBIR ALGÚN TIPO DE TROFEO O RECONOCIMIENTO
- AUNQUE EN LA INMENSA MAYORÍA DE LOS CASOS SU OTORGAMIENTO SE REALIZA CON BUENAS INTENCIONES, ALGUNAS VECES SE GENERA POLÉMICA POR LA CONVENIENCIA U OPORTUNIDAD DE LOS TROFEOS ENTREGADOS
- ESTO NOS LLEVA A PREGUNTARNOS: ¿ES PRECISO OTORGAR SIEMPRE ESTOS PREMIOS EN LAS CONCENTRACIONES? ¿O VALORANDO EL ASPECTO HUMANO ES MÁS QUE SUFICIENTE?
Valencia, 1 de septiembre de 2014.- Durante los muchos años que llevo en esta afición he asistido, y he organizado, a muchas concentraciones de vehículos clásicos. No es raro que, como aliciente, o para atraer a posibles participantes, se prevea la entrega de una serie de premios, o trofeos, que reconozcan el valor o interés de los vehículos que lo merezcan a criterio de la organización del mismo. Muchas veces, este reconocimiento recae sobre una característica del vehículo (su antigüedad, su escasez), o sobre características que valoran los otorgantes de los premios: belleza, originalidad, calidad de una restauración, etc.
Lógicamente, cuando se procede a la entrega de los mismos, el conductor, propietario o no, del vehículo galardonado, no puede ocultar su satisfacción por haber recibido este honor, cosa perfectamente lógica, y que muchos de nosotros hemos vivido alguna vez. Sin embargo, no es raro ver la sensación de disgusto, o enfado, que manifiesta alguno de los presentes por no haber sido agraciado con uno de los premios, por sentir que su clásico ha sido injustamente valorado por parte de los otorgantes de los premios Y así suelen explayarse dando sus razones, que muchas veces son perfectamente legítimas “mi coche es más antiguo que el premiado y lo puedo demostrar con su documentación”, o “se encuentra en un estado muy puro porque nunca ha sido pintado y le correspondería a él el premio al vehículo más original, y no al premiado que tiene una aleta pintada”, o razones parecidas. Al final, estas situaciones provocan un cierto malestar que pueden empañar una jornada pacífica y agradable hasta ese momento.
La experiencia que da los años me hace pensar que los organizadores de un evento en el que se van a entregar premios o reconocimientos de cualquier tipo deberían exponer de modo público los criterios que van a emplear para valorar los vehículos, para que las personas interesadas puedan constatar la imparcialidad de la decisión. No olvidemos que no todo el mundo entiende lo mismo por “originalidad”, “exclusividad”, “restauración”, “elegante”, etc., de modo que ese jurado deberá ponerse de acuerdo sobre los criterios objetivos que van a utilizar para calificar a un vehículo de esta manera.
También se debería presentar a las personas que van a actuar como jurado, con los méritos que les han llevado a escogerlos como tales, como pueden su conocimiento de la historia de la automoción, especialmente la que corresponda a los vehículos presentes en el evento, competencia técnica, buen criterio artístico, experiencia, madurez de criterio, etc. La opinión del jurado se puede enriquecer con los puntos de vista de personas ajenas al mundillo de los clásicos, pero en todo caso, esta persona debería reunir el máximo de las cualidades señaladas, especialmente la de madurez de criterio. En eventos que se presenten de modo específico como “concursos de elegancia”, o similares, será un requisito indispensable, e incluso podemos decir que la calidad del jurado será decisiva en el prestigio que pueda tener el evento.
Muy importante también, para poder decidir con buen criterio, es el estudio de la documentación que aporte el conductor o propietario de cada vehículo, la cual se contrastará con la realidad del vehículo presentado. Claro, todo esto lleva tiempo y un cierto esfuerzo (muchas veces los jurados tendrán que renunciar a almorzar con los amigos, a participar en una entretenida conversación o a disfrutar de los postres), que habrá que estar dispuesto a realizar. Un tema serio como es éste exige un tiempo y una dedicación. Puestos a pedir, si en la víspera de la concentración ya se saben los coches que van a participar, sería buen momento para empezar a valorar los pros y contras de todos ellos de cara a recibir o no un galardón.
Tan importante como esto, es la determinación de los trofeos que se pueden y deben conceder…. Si la concentración va a reunir un número importante de vehículos (por ejemplo, 100) es fácil encontrar vehículos susceptibles de recibir su reconocimiento en cada categoría; de no ser este el caso, muchos premios podrán quedar desiertos o irse acumulando sobre unos pocos coches, con lo cual no será raro escuchar expresiones de indignación o de cachondeo al respecto.
Ante este situación, si los organizadores del evento no se ven capacitados para decidir con la imparcialidad, objetividad, y conocimiento mínimo que exige la situación, deberían plantearse la conveniencia de no entregar este tipo de trofeos, y limitarse a reconocer, por ejemplo, el esfuerzo hecho por el participante que ha recorrido más kilómetros para tomar parte en la misma, o al club más numeroso…. De esta manera, se quedará bien con todos los participantes, se valorará el esfuerzo personal hecho para hacer posible la concentración y nos evitaremos malas caras.
En caso de verse capacitados, creo que explicar claramente los trofeos que se concederán, los criterios de valoración de los vehículos y el perfil del jurado es la mejor garantía para que todos los participantes disfruten de la concentración y de un momento tan especial como es la entrega de premios que suele poner fin a la misma.
En todo caso, se trata de decisiones que incumben a los organizadores (y patrocinadores) del evento, aunque los más curtidos en este tipo de situaciones han optado por no entregar este tipo de premios… Por algo será….
Texto: Juan Inigo Ros
Fotografía: Trofeos y publicidad
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