- EN EL MES DE OCTUBRE DE 2012, SE CUMPLIERON 50 AÑOS DEL ESTRENO DE «JAMES BOND CONTRA EL DR. NO», LA PRIMERA ENTREGA DE LA SAGA MÁS EXITOSA Y LONGEVA DE LA HISTORIA DEL CINE
- PARA CELEBRARLO SE ORGANIZÓ EN EL «NATIONAL MOTOR MUSEUM» DE BEAULIEU, «BOND IN MOTION», LA MAYOR EXPOSICIÓN HASTA ENTONCES DE VEHÍCULOS USADOS POR EL PERSONAJE CREADO POR IAN FLEMING
- “CLÁSICOS AL VOLANTE» ESTUVO ALLÍ PARA CONTÁRTELO, SIGUE LEYENDO Y ADÉNTRATE EN PRIMICIA EN EL MARAVILLOSO MUNDO DEL CÉLEBRE AGENTE SECRETO
LA ESTRATEGIA PERFECTA
La industria del celuloide nos tiene acostumbrados a que cada pocos años se estrene en todo el mundo alguna película de la franquicia más rentable de la cinematografía. Los gurús del marketing despliegan entonces todo su ingenio para promocionar las cintas y saturar los centros comerciales de DVDs, videojuegos, juguetes y todo tipo de merchandising relacionado con el mejor agente del MI6. «Skyfall», la entrega 23 de la saga se retrasó algo más de lo anunciado en un principio, estaba prevista su presentación para el 2010, pero debido a la delicada situación financiera que atraviesa la «Metro Goldwyn Mayer» (declarada en banca rota hace tres de años) se retrasó hasta octubre de 2012, para desesperación de los seguidores del más seductor, culto y elegante consumidor de Martinis. Además, al coincidir la fecha de presentación con el 50ª aniversario de su primera aparición, los eventos, reconocimientos, exposiciones y demás formas de propaganda se desplegaron por todos los rincones.
EL MUSEO DE BEAULIEU
Los españoles amantes de los automóviles, a veces tenemos la sensación de haber nacido en el país equivocado (hablando de nuestra afición claro, porque al echar una mirada al cielo y ver el sol se nos disipan todas las dudas). Cuando uno viaja por Europa se da cuenta del tratamiento tan diferente que se da al patrimonio automovilístico, de cómo proliferan los mercadillos, ferias, exposiciones y museos, pero lo mejor de todo, con gran éxito de visitantes, lo que hace que además sean económicamente rentables. También hay que reconocer que en los últimos años el panorama en España ha mejorado sustancialmente, pero seguimos estando a años luz, en cantidad y sobre todo en calidad, llevamos mucho retraso.
Los lectores que no hayan estado en Beaulieu, deberían apuntarlo en el cuaderno de «sitios que debo visitar antes de dejar este mundo», pues es una visita realmente interesante. Es un curioso lugar en el sur de Inglaterra a hora y media en tren de Londres, en donde no sólo se puede disfrutar de los coches; se encuentra en un precioso entorno de cuidados jardines junto al palacio de Lord Montagu (mecenas del museo) y los restos de una antigua abadía, todo muy bucólico y muy británico; un típico lugar de peregrinaje para hombres, pero donde pueden acudir con sus parejas sin temor a que éstas acaben aburridas, o lo que es peor, enfadadas, pues también hay suficientes atractivos para ellas.
Dentro del edificio de exposiciones encontramos una excelente colección de cientos de autos y motos, un verdadero repaso de la historia del automóvil en el mundo (aunque como es lógico proliferan las unidades fabricadas en Reino Unido) abarcando en el tiempo modelos desde finales del siglo XIX hasta los años setenta del XX, salvo algunas excepciones más modernas; desde ejemplares populares como el Austin Seven y el Morris Minor, deportivos como el Jaguar E Type o suntuosos Rolls Royce Silver Ghost y Auburn 851 Speedster. El mundo de la competición también está representado, con ilustres invitados de Formula Uno como Lotus 78 y 49, Tyrrell 003, McLaren MP4/4, Ferrari, F-310 etc.; coches de record de velocidad como el archifamoso «Bluebird» y el Sumbeam V12 350. La estrella del museo es «Chity Chity Bang Bang», el coche volador y anfibio protagonista de la película a la que da título, por cierto, el autor del cuento es un tal Ian Fleming, ¿les suena?. Pero hay mucho, mucho más, todo ello rodeado de montones de curiosos objetos relacionados con el mundo del motor, hasta una reproducción de un garaje de época con todo su equipamiento, incluyendo surtidores y herramientas, que hará las delicias de los nostálgicos y aficionados a la automobilia.
En el exterior encontramos unas carpas que albergan «El mundo de Top Gear». Esta parte del museo no está a la altura del resto de las instalaciones, pero resulta bastante curioso tropezar con los ingeniosos engendros que aparecen en el célebre programa de la BBC, presentado por el sarcástico Jeremy Clarkson. Junto a ello, para acabar, otra pequeña instalación con protagonistas del cine y la TV, como el De Lorean de «Regreso al futuro», el Mini de «Mr Bean» o el Ford Anglia de «Harry Potter».
LA EXPOSICIÓN
En algunos museos, ferias y salones del mundo, se han exhibido en el pasado (a veces con poco acierto) supuestos vehículos de James Bond que no en todas las ocasiones eran los que realmente se usaron por alguno de los seis actores que han encarnado el papel del espía: Sean Connery, George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan o Daniel Craig; en algunos casos se trataba de reproducciones o modelos más o menos parecidos. Como ocurrió en la muestra de Barcelona de 2003, donde se exhibieron algunos coches que no coincidían ni en el color. Este no fue el caso de la muestra que desde enero hasta noviembre de 2012 se pudo ver en el Museo Nacional del Motor, todos los vehículos expuestos eran los originales, traídos de diferentes colecciones, principalmente la de «Ian Fleming Foundation (IFF)» y «Eon Productions».
Nada más y nada menos que 50 medios de transporte de todo tipo componían esta impresionante exposición, coches, motos, barcos, aviones y otros más chocantes como un enterramiento (o enmaramiento) submarino, una tabla de surf o un trineo de funda de violonchelo. Cualquier artilugio es válido cuando se trata de salvar a la humanidad del acoso de los villanos.
Como complemento también se reunieron para la ocasión distintos gadgets y objetos curiosos usados a través del tiempo por el conocido espía: como diferentes armas, incluida la «Walter PPK»; teléfonos móviles; cascos; el reloj «Omega Seamaster»; maletines; documentación; así como algunas maquetas usadas en los rodajes. Resumiendo: una excelente colección para hacer disfrutar a los fans de la saga, cinéfilos, amantes de los automóviles y curiosos en general.
A continuación mostramos en fotografías los cincuenta elementos que componen la lista, pero para no extendernos demasiado centraremos los comentarios en los coches, que lógicamente es lo que más interesará a los lectores.
Por orden de aparición en las pantallas:
1.- Lancha rápida Fairey Huntress 23 (Desde Rusia con amor, 1963)
2.- Rolls Royce Phantom III Sedanca De Ville (James Bond contra Goldfinger, 1964)
Se trata de un modelo exclusivo encargado en 1937 por Lord Fairhaven con nº de chasis 3BU168 y carrozado por Barker. Su motor es un V12 de 7,3 litros y unos 180 cv de potencia.
En la película es el automóvil propiedad de Goldfinger y conducido por su fiel escudero coreano Oddjob, quien presumía de una curiosa forma de asesinar, partía las vértebras de sus víctimas lanzándoles al cuello su sombrero con aleta de acero.
Tras seguirles la pista por los Alpes suizos, Bond descubre que la forma en que el villano traficaba era su propio coche, su carrocería estaba fabricada en oro de 24 quilates, de ahí la leyenda de su matrícula «AU1», el símbolo químico del precioso metal.
El coche original fue subastado en 1986 por Sothebys de Nueva York y adquirido por 121.000 dólares. Actualmente pertenece a Eon Productions y no se encuentra exactamente igual que en el film, el capó del motor debería estar pintado en amarillo y le sobran las bandas blancas de los neumáticos.
3.- Paracaídas (James Bond contra Goldfinger, 1964)
4.- Propulsor acuático (Operación trueno, 1965)
5.- Enterramiento submarino (Sólo se vive dos veces 1967)
6.- Autogiro Wallis WA-116 S-1 «Little Nellie» (Sólo se vive dos veces, 1967)
7.- Mercury Cougar XR-7 (James Bond al servicio secreto de Su Majestad, 1969)
Uno de los «muscle car» más espectaculares fabricados por la FOMOCO, su motor es el bloque gordo, el V8 Cobra Jet de 428 pulgadas cúbicas (unos 7000 cc) y 335 cv anunciados, aunque se sospecha que daba bastantes más. Es el coche utilizado por la condesa Teresa Di Vicenzo (Tracy), quien aparece en distintos momentos del film circulando por la costa portuguesa; junto a Bond protagoniza una de las mejores escenas cuando participan de forma improvisada en una carrera sobre hielo al huir de sus perseguidores. Al final de la cinta, Tracy acaba casándose con el soltero más codiciado del servicio secreto británico (para desesperación de la pobre Moneypenny), pero su matrimonio apenas dura unos minutos, es asesinada desde un Mercedes 600 por el nº1 de Spectra, el abominable Ernst Stavro Blofeld. Por cierto: ¿se han fijado que en muchas de las películas, sobre todo en las primeras entregas de la saga, los malos conducen un Mercedes?, curioso ¿no?.
Para el rodaje se utilizaron tres Cougar, que se sepa, el que encontramos en el museo fue conservado por un coleccionista sueco y actualmente pertenece a la IFF.
8.- Ford Mustang Match I 429 (Diamantes para la eternidad, 1971)
Llevaba el mismo motor que el Cougar. Tiene el honor de ser el último de los grandes Mustang, antes de que las leyes federales anticontaminación acabaran con los descomunales y sedientos V8 a partir del 74.
En la última interpretación como Bond de Sean Connery (al menos de forma oficial, pues en el 83 volvió en «Nunca digas nunca jamás») se usó este coche para decorar con restos de goma quemada el asfalto de las calles de Las Vegas y protagonizar uno de los más sonados gazapos de la saga, cuando, al escapar de la policía, entra por un estrecho callejón sobre dos ruedas, las derechas, y por arte de magia sale sobre las izquierdas. El coche se localizó (como en los sueños de todo coleccionista) en un granero, en unas condiciones lamentables, incluso repintado, su actual propietario, IFF, lo mantiene tal cual, aunque en mi opinión se debería restaurar ya que no se encuentra en estado original.
9.- Honda ATC 90 (Diamantes para la eternidad, 1971)
10.- Cápsula «Bath o sub» (Diamantes para la eternidad, 1971)
Continuará….
Más información:
Texto: Carlos Sanz Albarracín
Fotografías: Carlos Sanz Albarracín, Museo de Beaulieu, productoras de los filmes