- EN 1958 LA CADILLAC MOTOR CAR DIVISION OFRECÍA UNA VARIADA GAMA DE MODELOS
- DENTRO DE LA SERIE 62 DESTACABA LA VERSIÓN EXTENDED STANDARD SEDAN, QUE COMBINABA MAGISTRALMENTE EL DISEÑO BARROCO DE FLEETWOOD, EL LUJOSO CARROZADO DE FISHER Y LA MÁS MODERNA TÉCNICA PARA OFRECER UN VEHÍCULO ÚNICO EN SU GÉNERO
Valenca, 25 de abril de 2013.- En 1958 la General Motors, bajo la presidencia de Harlow H. Curtice, celebraba su 50 Aniversario. Su división de lujo, Cadillac Motor Car Division, estaba plenamente establecida como referente en el selecto mercado del coche de lujo, tanto en el mercado interno como en el internacional. Mecánicamente se seguía la pauta marcada en 1949 con el diseño del nuevo motor de ocho cilindros en uve equipado con válvulas en cabeza y empujadores hidráulicos. Este motor, junto con el Rocket 88 reservado para los Oldsmobile, fue el primer motor de gran producción fabricado en los Estados Unidos capaz de girar a altas revoluciones, con una alta relación de compresión y equipado con las válvulas en la culata.
Estéticamente el diseño automovilístico estaba inmerso en la corriente barroca: esta tendencia llevó a que entre 1955 y 1958 los automóviles americanos fueran más grandes, con más colorido, más brillantes y extravagantes… Los diseñadores, siguiendo las tendencias marcadas por el responsable de diseño de GM Harley Earl, tuvieron como campo de inspiración el aeronáutico: las prominentes aletas traseras estaban inspiradas en los estabilizadores del avión de combate Lockheed P38; los adornos colocados sobre el escudo frontal sugieren el fuselaje de un avión y las salidas de los escapes recuerdan a las turbinas de un reactor.
La gama de 1958 se articulaba en torno a cinco series: la 62, que comprendía las versiones de dos puertas, tanto descapotables (Convertible y Biarritz), como coupés (Standard Coupé, Coupé de Ville y Seville), berlinas de cuatro puertas (Standard Sedan, Extended Standard Sedan y Sedan de Ville); la Serie 60, que ofrecía la versión Special de cuatro puertas; la Serie 70, en su versión de cuatro puertas Brougham, y la Serie 75 bajo las modalidades Imperial y Sedan. Para usos comerciales (ambulancias, vehículos fúnebres, etc.) se ofrecía la serie 86 en forma de chasis para carrozar.
El modelo presentado, cortesía de nuestro amigo Federico, fue entregado a su propietario, LeRoy Miller el 29 de mayo de 1958. La compra del vehículo se realizó en la concesión de Cadillac McCoy Auto Inc., sita en la ciudad de Vancouver, Estado de Washington. Desde su importación a Valencia apenas ha recorrido 86.000 millas, encontrándose en un estado de conservación francamente bueno.
Mr. Miller, dentro de la extensa Serie 62 se decantó por la versión alargada, modelo N – bautizado como Extended Standard Sedan -, de cuatro puertas y seis plazas. El precio del vehículo fue de 5.079 dólares.
Los modelos de este año se caracterizaban por tener una calandra frontal adornada con 21 láminas verticales y seis horizontales; en esta misma calandra se empotraban dos grandes topes cónicos de goma que hacían el papel de parachoques. Dos ópticas redondas situadas en el frontal de cada aleta, más las intermitencias colocadas bajo los parachoques, garantizaban una adecuada iluminación. El gran emblema de Cadillac, colocado en el centro del capó se veía complementado por unos motivos aeronáuticos encima y por unos listones que recorrían las aletas por su parte superior.
La vista lateral del coche nos muestra unas grandes lunas envolventes que acotan una cabina, no excesivamente alta para la longitud del vehículo. Las aletas delanteras destacan por sus trazos horizontales y por su falsa rejilla de ventilación colocada en la parte delantera. Un listón cromado comunica los focos con la puerta delantera. La puerta trasera y su aleta suponen uno de los rasgos de identidad más típicos de la marca durante estos años: cinco bandas horizontales preceden a un paso de rueda que deja a ésta parcialmente oculta. Un listón horizontal comunica con los pequeños pilotos colocados en la base de la gran aleta trasera, coronada con la inscripción Cadillac.
La parte trasera queda marcada por las grandes aletas, que acotan un maletero bajo y ancho. Dos pequeños pilotos instalados en la base de las aletas acogen las luces de posición, de marcha atrás y las intermitencias. Abatiendo el piloto del lado izquierdo se accede al depósito de gasolina. Un gran parachoques cromado queda colocado bajo el maletero y los pilotos. Unos futuristas escapes quedan colocados en ambos extremos del mismo. Al igual que ocurre en el frontal, el heráldico emblema de Cadillac queda colocado en el centro de la tapa del maletero. Los tapacubos integrales también acogen en su centro el célebre escudo, así como las aletas delanteras.
Mecánicamente este modelo equipaba el afamado motor de ocho cilindros en uve, de 5.981 centímetros cúbicos, situado en posición delantera longitudinal. Desarrolla una potencia de 310 caballos vapor SAE, a un tranquilo régimen de 4.800 rpm. La alimentación corría a cargo de un carburador Carter de cuatro cuerpos. La caja de cambios era la famosa Hydra-Matic, automática, de cuatro velocidades. La tracción la realizan las ruedas traseras. La dirección, de tornillo sin fin, era asistida para facilitar la conducción del gran vehículo.
La longitud del coche era de 5,72 metros, con una altura de 1,42 metros y una anchura de 2,03 metros. La capacidad del depósito de combustible era de 75 litros. Los neumáticos tenían las medidas 8,20 x 15.
Un robusto chasis de acero soportaba la mecánica y la carrocería. La suspensión era independiente en el eje delantero y apoyada en un eje rígido en el trasero, apoyado en brazos independientes. En ambos ejes contaba con amortiguadores hidráulicos y resortes helicoidales. Para incrementar el confort se podía instalar, como accesorio, una suspensión apoyada en elementos neumáticos. Los frenos eran de tambor en las cuadro ruedas y contaba con un servofreno para incrementar la capacidad de frenada.
Impresiones de conducción
Tras un largo paseo durante el cual he disfrutado de la experiencia de viajar en el Cadillac como copiloto de Federico, su entusiasta propietario, paso a coger el volante con muchas ganas. Aunque no es un coche desconocido para mí su conducción exige un breve período de adaptación, especialmente para calibrar adecuadamente sus cotas así como la eficacia de los frenos. Igualmente hay que conocer los múltiples mandos instalados en el futurista salpicadero.
Una vez sentado en el amplio sofá delantero me pongo cómodo gracias a sus múltiples reglajes eléctricos, que me permiten acercar o alejar la banqueta a los pedales, regular su altura o la inclinación del respaldo.
Cuando inicio la marcha me veo envuelto por un gran parabrisas panorámico y por un salpicadero que se prolonga hasta las puertas delanteras.
Frente a mi campo visual del conductor hay una capilla con un velocímetro horizontal en el centro y los indicadores de la temperatura del agua, capacidad del depósito y reloj horario en sendos extremos.
Bajo la escala del velocímetro, tarado hasta las 120 millas por hora, se sitúan varios indicadores luminosos así como los testigos que indican la marcha del cambio automático seleccionada: P (bloquea las ruedas una vez estacionado el vehículo); N (punto muerto), Dr (circulación normal disponiendo de las cuatro marchas que ofrece el cambio ó sólo de las tres primeras), L (circulación disponiendo tan sólo de las dos primeras marchas) y R (marcha atrás).
El resto del salpicadero, está decorado con una plancha de aluminio decorada con listones verticales. La parte central queda reservada para la radio y sus mandos. Alrededor de la instrumentación se distribuyen los mandos de la climatización así como los de las luces. Una gran guantera dotada de tapa queda colocada frente al copiloto. La parte superior va tapizada en un material acolchado negro al igual que los cantos superiores de las puertas. La inferior, de plancha, va pintada en el mismo color que el resto del vehículo.
Un gran volante, de aro muy fino, pintado en el color de la carrocería, permite gobernar el vehículo. Queda sujeto a la caña de la dirección mediante dos brazos cromados. De esta caña sobresale la palanca que permite accionar el cambio de marchas. Un bonito aro concéntrico, colocado sobre ambos brazos, permite accionar la bocina. Un bonito escudo esmaltado corona la caña de la dirección recordándonos que estamos conduciendo un Cadillac.
Los intermitentes se accionan con una tecla adosada a la izquierda de la caña de la dirección y las luces tirando de un mando colocado en el extremo izquierdo del salpicadero.
Una vez arrancado el motor con su correspondiente llave desbloqueo el freno de estacionamiento pulsando una tecla adosada al mismo pedal que lo acciona. Engrano la velocidad Dr e inicio la marcha. Los primeros metros discurren descendiendo por una calle bastante empinada, de modo que hago caso del consejo que me ha dado Federico y aprieto con fuerza el pedal del freno instantes antes de lograr la detención total del vehículo. Los frenos son potentes y adecuados para su peso y prestaciones, pero no conviene descuidar la presión ejercida sobre el gran pedal en los últimos tramos de la frenada.
La dirección es suavísima de manejar permitiendo callejear sin problemas. Tiene un tacto muy agradable, aunque según se aumenta la velocidad de circulación es demasiado ligera y no ofrece información al conductor sobre el estado del firme. Por esta razón, y dadas las velocidades que puede alcanzar el Cadillac, los cambios de carril deben efectuarse muy suavemente para evitar molestos bandazos de la carrocería.
La suave suspensión filtra perfectamente los baches y obstáculos presentes en la calzada ofreciendo un confort de marcha destacado.El tacto del motor de ocho cilindros en uve, es fabuloso, con un agradable murmullo que nos acompaña durante todo el recorrido. Sorprende la ausencia de vibraciones a cualquier régimen. Su respuesta ante nuestras solicitudes es enérgica permitiendo rodar a un ritmo desahogado, e incluso más rápido de lo que nos parece. Durante el recorrido efectuado, en parte por vías rápidas, se circuló a 70 millas por hora (112 km/h) sin esfuerzo y con reserva de potencia suficiente para ir más rápido si fuera preciso.
El gran motor, el cómodo cambio automático, la suave dirección, el confort de la suspensión y la buena visibilidad garantizan una conducción grata y relajada del Cadillac.
Equipamiento y vida a bordo
El habitáculo, realizado por la División de GM especializada en interiores Fleetwood, destaca por su grandes lunas panorámicas, responsables de su gran luminosidad. La banqueta delantera, regulable eléctricamente, ofrece capacidad para tres pasajeros. El sofá trasero igualmente ofrece capacidad para tres viajeros o para dos si se aprovecha el reposabrazos retráctil. El acceso para los pasajeros que viajen detrás se facilita con dos prácticas asas incorporadas al respaldo del sofá delantero.
La altura para la cabeza de los ocupantes es amplio y el espacio para las piernas de los pasajeros es tal que permite estirarlas sin tocar el respaldo de los asientos delanteros. La diferencia entre esta versión y las demás de la Serie 62 se encontraba en su mayor longitud, 21,5 cms., traducida en mayor espacio para las plazas traseras.
La dotación del coche está pensada para mimar a sus ocupantes: radio con antena eléctrica, dos ceniceros en el salpicadero, otro ubicado en el respaldo del sofá delantero, derivabrisas en las cuatro puertas, guantera dotada de tapa, luces para mapas, plafones que iluminan el salpicadero y el interior del vehículo. Las ventanillas laterales suben y bajan con su marco, de modo que estando éstas bajadas la sensación es la de ir en un gran coupé.
El tapizado interior, realizado en una atractiva combinación bicolor piel-tela, combina con el color de la carrocería y con el de los guarnecidos interiores: puertas y salpicadero.
El maletero, ancho y bajo ofrece una destacada capacidad de carga. Permite alojar una respetable cantidad de bultos así como una rueda de repuesto de tamaño normal y una dotación de herramientas. La carga y descarga de los mismos es fácil porque la apertura del portón se realiza sobre el parachoques.
Ficha técnica
Motor
- Tipo: ciclo Otto, de cuatro tiempos.
- Refrigeración: por agua.
- Posición del motor: delantero longitudinal.
- Número de cilindros: ocho en uve.
- Cilindrada (cm3): 5.981
- Diámetro x carrera (mm.): 101,6 x 92,07
- Relación de compresión: 10,25:1
- Distribución: árbol de levas central, accionamiento de las válvulas mediante taqués hidráulicos.
- Alimentación: carburador Carter de cuatro cuerpos.
- Potencia (cv/rpm): 310/4.800
- Par motor (lbs-ft/rpm):405/3.100
Chasis
- Tipo: de acero, de sección tubular con refuerzo central en forma de x.
Carrocería
- Tipo: sedán. Carrozado por Fisher, diseño interior de Fleetwood.
- Número de puertas/plazas:4/6
- Batalla (mm.): 3.504
- Longitud (mm.): 5.720
- Anchura (mm.): 2.030
- Altura (mm.): 1.420
- Peso (kg.): 2.320
Ruedas y dirección
- Neumáticos y llantas: 8.20 x 15, llantas de acero estampado.
- Dirección: de circulación de bolas, asistida.
Transmisión
- Tracción: trasera.
- Caja de cambios: Hydra-Matic, de cuatro velocidades.
Suspensión
- Delantera: independiente con amortiguadores hidráulicos.
- Trasera: eje rígido, con ballestas y amortiguadores hidráulicos.
Frenos
- Ruedas delanteras: hidráulicos, de tambor.
- Ruedas traseras: hidráulicos, de tambor.
- Asistencia: sí.
Prestaciones
- Velocidad máxima (km/h): 180
- Consumo medio (lts/100 km): 20
Producción
- Período de fabricación: 1958
- Unidades fabricadas: 20.952
- Precio: 5.079 Dólares.
Agradecemos a Federico su inestimable colaboración para la elaboración de este reportaje.
Texto y fotografías: Juan Inigo Ros