DESDE EL VIERNES 4 AL DOMINGO 6 DE AGOSTO, TUVO LUGAR EN SCHLOSS DYCK (CASTILLO DE DYCK) EL CLASSIC DAYS, UNA GRAN FIESTA DEDICADA AL AUTOMÓVIL CLÁSICO Y DE COLECCIÓN
17 de agosto de 2017.- El fin de semana prometía ser intenso, tras echar una ojeada al programa uno se daba cuenta de que era imposible verlo todo, con un montón de actividades que se solapaban unas con otras, por lo que habría que elegir lo que parecía más interesante y no parar de moverse durante todo el tiempo. Ya se sabe cómo son los alemanes, cuando hacen algo, lo hacen bien, y el Classic Days no iba a ser menos. En unos cuantos años han conseguido situar a este evento entre uno de los mejores a nivel europeo, tanto en cantidad, en calidad de los autos expuestos, así como en el número de asistentes (fotografía de cabecera: el Auto Union Type C de 1936 era el coche que más expectación generaba).
El lugar es sencillamente espectacular, una fortaleza del siglo XVII rodeada de un foso y un lago, junto a frondosos bosques y cuidados jardines. El recinto se encuentra en la región de Renania, entre la ciudad de Monchengladbach y Dusseldorf, en el oeste central de Alemania.
Concursos de elegancia
Uno de los platos fuertes era el concurso de elegancia llamado Jewels in the Park (Joyas en el parque). Se encontraba en el jardín junto al castillo, en un emplazamiento realmente idílico y glamuroso al que sólo podían acceder los participantes, invitados, asistentes con entrada VIP y prensa. Durante el sábado estuvo bastante deslucido pues comenzó con un diluvio importante que continuó con chubascos intermitentes y que obligó a muchos participantes a cubrir con fundas sus coches, pero el domingo , que hizo un día espectacular, pudimos descubrir auténticas maravillas, dos preciosos Delages de 1931, un Horch 853 de 1939, un Lagonda del mismo año, un Packard del 29, un curioso Skoda 645 de 1931, un impresionante Austin Sheerline de 1949, un Jaguar SS 100 del 36, un precioso BMW 507, dos Nash Healey… y algunos más modernos como Alfa Romeo Montreal, Lamborghini Urraco, Maserati Sebring, Ferrari 288 GTO, Porsche 911 Carrera RS y así una larga lista de maravillosos automóviles.
En el mismo jardín, pero en una zona diferente, se encontraban los candidatos a competir en otro concurso con una temática específica, coches de la marca Iso y Bizarrini, donde se podían contemplar unidades realmente interesantes, junto a los Iso Grifo, Iso Rivolta y Bizarrini 5300 GT y Europa, había algunos curiosos prototipos sin ningún tipo de restauración.
En otra explanada de césped cercana se localizaba una exposición de Ferrari que celebraba el 70 aniversario de la marca italiana. En ella se mostraban algunas de las máquinas que han logrado dar al fabricante de Maranello el merecido prestigio del que actualmente presume. El modelo más antiguo era una Berlinetta 195 Inter Ghia de 1950, le acompañaban varias unidades de los 60s, 70s y 80s, 250 GT Lusso, 275 GTB, 330, 365, Daytona, Dino 246 y 308 GT4, los archifamosos 288 GTO, F40, Testarossa y algunos más.
En otro jardín, al otro lado del foso y por tanto sin restricciones al público general,
había una exposición de otro concurso, Charme & Style (encanto y estilo), en este caso los autos estaban a un nivel inferior que en el anterior pero no por ello sin atractivo. Allí había un par de Stanley con motor a vapor de principios del siglo pasado, un Maserati Quattroporte de 1968, un Bentley 3.5 Litre de 1934, un Triumph 1800 de 1947, un Rover P5 del 73 y un Mercedes 220 S del 53 por destacar algunos.
Por el circuito
En Classic Days no hay carreras de verdad, pues la pista no reúne las condiciones necesarias para ello, es muy estrecha y delimitada por árboles en casi todo su recorrido. Realmente se trata de un circuito improvisado, ya que se aprovechan las carreteras de la comarca, cortadas al tráfico y debidamente acondicionadas para la ocasión con balas de paja.
El único punto criticable de este magnífico evento es la escasa zona destinada a que los espectadores puedan contemplar a los coches corriendo por la pista, además, siempre hay árboles y plantas que limitan mucho la visión, incluso las zonas habilitadas para los fotógrafos acreditados dejaban bastante que desear en este sentido.
A pesar de ello, había programadas innumerables exhibiciones de autos de competición de todo tipo y especialidad, en todo momento se escuchaba el rugido de vetustos motores dando vueltas al sencillo trazado. Este año pudimos ver una gran cantidad de material.
Como se celebraba el 70 cumpleaños de uno de los ídolos locales, el piloto de rallyes Walter Rohrl, se reunieron bastantes de los autos que éste ha usado a lo largo de su dilatada carrera, algunos de los cuales, él mismo condujo por la pista, como el Audi Quattro vencedor de la subida al Pikes Peak, el Fiat 131 Abarth ganador del rallye de Montecarlo, el Opel Ascona también vencedor del mismo rallye, el Lancia 037 Grupo B, un Porsche 924 con el que participó en Le Mans, un Porsche 911, un Ford Capri y algunos más.
Una de las exhibiciones más esperadas fue la de los Bentley Boys, hoy, como en los años 20 y 30 pusieron toda la carne en el asador. Maravillosas unidades, como el 3.0, el 4.5, el Speed Six o el Blower lucharon contra los elementos en el trazado de Schloss Dyck. Les acompañaron una serie de históricos que no se quedaban atrás en relevancia, como algunos cotizadísimos Mercedes Benz con compresor de los años 30.
Tanto corriendo, como parados en la zona de boxes no parábamos de descubrir autos de carreras: incontables preguerra de marcas como Alvis, Amilcar, Armstrong Siddeley, MG, Lagonda, etc; monoplazas de diferentes épocas y categorías, turismos de los 70s y 80s, entre los que destacaban un Ford Capri y Un Ford Sierra RS 500 del DTM; varias unidades traídas del museo de Alfa Romeo, como el 155 ganador del DTM del 93, un Alfasud Trofeo, una Giulia GTA o un 1900 Ti de la Mille Miglia; y uno de los prtagonistas, una preciosa recreación del Ferrari 156 Sharknose de Phil Hill de 1961 con el que nos hizo disfrutar el mismísimo Arturo Merzario.
Unos de los bólidos que más sorprendieron fueron un par de extraños prototipos, un Bentley y un Rolls Royce, ambos dotados con el gigantesco motor de aviación Rolls Merlin V12 que hacía girar las hélices de los cazas británicos Spitfire de la segunda guerra mundial; y un mastodóntico Fiat S76 conocido como «La bestia de Turín», un monoplaza que pulverizó el record de velocidad en 1911 y 1912 gracias a su motor de 4 cilindros y 28.400cc, imaginen el tamaño de sus pistones.
En este apartado no podemos obviar el increíble placer de ver y oír (a pesar de ser una réplica) al Auto Unión Type C V16 de 1936, uno de los mejores autos de competición de todos los tiempos, con los que se jugaban la vida Tazio Nuvolari, Bernd Rosemeyer y Hans Stuck.
Exposiciones y jardines
Por los alrededores del castillo, en un área no precisamente pequeña y en un entorno de cuidadísimos jardines, se encontraban instaladas varias exposiciones con diferentes temáticas. Una muy curiosa de vehículos con sus caravanas contemporáneas; otra zona habilitada con carismáticos coches alemanes; otra repleta de furgonetas y vehículos industriales; una zona dedicada a la época dorada de los coches americanos, desde los 50s hasta los 70s; y corralitos ubicados en diferentes puntos cedidos a algunas marcas y clubes.
El área más grande era la del grupo Volkswagen, en donde había unidades traídas de museos representantes de todas sus marcas, actuales y de antaño, como Wanderer, Auto Union, Audi, Bentley, Bugatti, Skoda, Lamborghini y Seat.
En otra parte, la casa de subastas Coys instaló una gran carpa donde reunió una cantidad importante de autos que cambiaron de dueño durante el fin de semana, entre los que se encontraban varios Ferrari, Lancia, Maserati, Bentley, etc.
Aparcamiento de ensueño
Como en casi todos los eventos de automóviles clásicos, uno de los principales atractivos es el de pasear por el aparcamiento de los asistentes que acuden con sus viejas monturas. En el caso de Classic Days superó con creces las expectativas. El tamaño del aparcamiento era para agotar a cualquiera que quisiera recorrerlo en su totalidad. En una inmensa zona de altísimos cañaverales, había varias calles que lo cruzaban en las que se encontraban estacionados todo tipo de vehículos de 4 ruedas (y más), coches, camiones, furgonetas, tractores, de todas las marcas imaginables, no solo alemanas.
No todas los unidades eran exclusivos, pero para los españoles, es una oportunidad única de poder ver vehículos que resulta prácticamente imposible ver en nuestro país, ¿recuerdan cuándo fue la última vez que vieron un Opel Rekord o Commodore de los setenta?, ¿un NSU Ro80?, ¿un Ford Taunus P6 15M o un TC1?, ¿un Lancia Fulvia berlina o un Daf 44?. Pues eso.
Aquí tenéis una galería fotográfica que resume lo que fue el evento….
Fuente: Carlos Sanz Albarracín
Fotografías: Carlos Sanz Albarracín