LA MURALLA CHINA
10 de febrero de 2016.- He hecho muchas excursiones con mi TR4 y con otros clásicos por los alrededores de Madrid, pero la que tuve oportunidad de hacer el pasado treinta de enero de 2016, ha sido hasta ahora, sin duda, la mejor. Nos reunimos temprano siete TR´s en la Plaza de la Moraleja; Dos TR3, tres TR4, un TR5 y un TR6. Todos dispuestos a dar cuenta de un plan que prometía, un recorrido de montaña de casi tres horas por la sierra norte de Madrid que el Club TR Register Spain había preparado minuciosamente. Ya conocía la primera parte de esa ruta, así que comprendía bien la única petición hizo el organizador: “Por favor, traer los coches a punto y sobre todo los frenos”. Nos esperaban centenares de curvas y pendientes de las de verdad, carreteras y pistas estrechas con pisos irregulares, ideales para poner a prueba las condiciones y espíritu “ratonero” de los TR. Todos puntuales enfilamos la Nacional I destino Buitrago del Lozoya. Bueno, todos no, porque el TR6 llegó con un pequeño problema eléctrico que parecía recalentar algún cable. Una mínima prudencia aconsejaba dejarlo atrás, no sin que su propietario tuviera que aguantar alguna que otra broma sobre estos “modernos” TR´s.
En el kilómetro 79 nos desviamos por la M132 dirección a Piñuecar y luego a Prádena, pasando por esos bellos de la falda sur del macizo central. Desde Prádena nos dirigimos al puerto de La Hiruela por la M130. Este es un precioso y algo desconocido puerto de la Comunidad de Madrid 1.478m., con vistas espectaculares y poco tránsito, nos permitió comenzar a poner a prueba las aptitudes de nuestros TR para esas carreteras. Comenzábamos a disfrutar reduciendo y alargando velocidades, trazando curvas enlazadas, siguiendo la trayectoria marcada por el TR de delante. Y entre barrancos impresionantes, entramos en la provincia de Guadalajara para acceder en un cruce a la GU-187 y posteriormente a la GU-181 dirección Corralejo. Aquí abandonamos lo que pueden llamarse carreteras, para tomar lo que más bien parece una pista. Pero nuestros TR´s no son delicados deportivos italianos, sino máquinas robustas capaces de enfrentarse a baches, piedras sueltas, vacas cruzadas en el camino, pasos canadienses y lo que le echen encima. Pues entre Corralejo y Campillo de las Ranas se iniciaba el plato fuerte de la jornada: La Muralla China.
La Muralla China es el paso del gran barranco que forma el rio Jaramilla. Un estrecho camino de hormigón rayado de pendientes de 13%, 16% y 20% que bajan haciendo zigzag hasta el puente del rio. Ahora se podía entender el aviso del organizador respecto a los frenos. Freno motor y freno hidráulico, todo a tope mientras los TR traqueteaban en la tabla de lavandera y sorteaban los muchos efectos de los desprendimientos de días anteriores. Abajo, sobre el puente, nos paramos a saborear esa vista de la pista que parece un trozo de la muralla china y a hacer fotos. Pero ahora quedaba subir y esas pendientes y paellas cerradas no eran aptas para cualquier clásico de más de 40 años. Pero los TR empezaron a gatear pendientes de hasta 20% de forma segura, sin titubeos ni fatigas, agarrándose como tractores a las ranuras del piso. Superada la prueba, parados arriba, los coches lucían relucientes ante la silueta increíble de esa Muralla China entre Madrid y Guadalajara. Continuamos camino y ya nos merecíamos un aperitivo en el Majaelrayo, uno de los pueblos representantes de la arquitectura negra.
Desde Majaelrayo arranca la vertiente sur del Puerto de la Quesera, que cruza hasta Riaza ya en provincia de Segovia. Emulando uno de los amigos que se hizo todo el camino descapotado por algún problema técnico pero abrigado con un oso, otros dos decidieron aprovechar unos tímidos rayos de sol para descapotar. Fueron 41kms. que pudimos recorrer los seis TR prácticamente en solitario. Todo puro placer, en una auténtica carretera de montaña, con buen piso, que permitía alguna que otra alegría. Ver a la línea de los TR´s bajando, subiendo, reduciendo, acelerando, con su sonido característico, era algo que como aficionados recordaremos por mucho tiempo. Al llegar a la cumbre, se abría la vista impresionante del horizonte de Castilla y nos esperaba la bajada hasta Riaza, pero ahora con un piso más complicado. Pero esa bajada es pura delicia, pues transcurre a través de una joya natural; El Hayedo de la Tejera Negra. Una vez atravesado el bonito pueblo de Riaza, accedimos a la SG-V-1111 que nos llevaría al punto final de nuestro destino: El pueblo rojo de Madriguera, donde nos esperaba un buen almuerzo en el restaurante La Pizarrera.
Una ruta perfecta y unos coches perfectos para esa ruta. Los TR son instrumentos duros, fiables y capaces de desenvolverse en terrenos difíciles sin problema. Pero sobre todo, son divertidos en extremo. Se tragaron el recorrido sin rechistar. Solo una pequeña incidencia. Atravesando Riaza, de pronto escuché en mi TR4 un fuerte ruido metálico, como arrastrando algo bajo el coche. Paro y resultó que se había desprendido uno de los tornillos de sujeción de parachoques delantero. Algún “chapuza”, que puede responder a mi nombre, no tuvo la previsión de colocar la tuerca con arandela, luego la pobre tuerca se soltó tras los miles de rebotes que dimos. Nada que no se pudiera remendar con un poco de alambre y cinta americana para continuar camino.
Fuente: Juan Jordano, Club TR Register Spain
Fotografías: Juan Jordano, Club TR Register Spain