FRED POORDAD EJERCE LA MEDICINA CON FERVOR Y SE LE CONSIDERA UNA EMINENCIA MUNDIAL EN EL ÁMBITO DE LA INVESTIGACIÓN DEL HÍGADO. ESTE ESTADOUNIDENSE ES IGUAL DE AMBICIOSO Y TIENE EL MISMO ÉXITO EN SU FACETA DE PILOTO DE CARRERAS AL VOLANTE DE UN PORSCHE
25.08.2024.- Cuando era niño, Fred Poordad siempre dibujaba coches de la misma marca. Lo que despertaba su entusiasmo era la silueta del 911, pero en aquellos años no podía imaginar que llegaría a tener un garaje con varios modelos del fabricante de vehículos deportivos. Y mucho menos que competiría con alguno de ellos. “Lo que sí tuve claro desde muy pronto es que quería ser un buen médico”, afirma el doctor de 59 años, oriundo de Texas.
En 1990, mientras buscaba un coche para poder realizar sus prácticas de medicina, descubrió una exposición de Porsche junto a un concesionario de vehículos usados en la ciudad de Akron, Ohio. “¿Ha conducido alguna vez uno de nuestros deportivos?”, le dijo el vendedor. “¡En realidad nunca me he subido a ninguno!”, respondió Poordad. Después de probarlo, comprendió que tenía que conseguir como fuera aquel Porsche 944 Turbo de color azul Midnight, con tres años de antigüedad. “Me costó más de lo que ganaba en un año. Para poder pagarlo, tuve que pedir prestado el dinero a mi padre y a mi novia, además de buscarme algún trabajo extra”.
Los Ángeles fue la siguiente parada en su carrera estelar como médico. Con un 911 Turbo (996) del año 2002, Poordad también llevó a otro nivel su pasión por Porsche. Con intención de mejorar el vehículo, le encargó a un especialista que lo modificara con elementos como una jaula antivuelco, turbocompresores más grandes y la puesta a punto de chasis del GT3. Al recogerlo, le dieron un buen consejo: para pilotar aquel deportivo excepcional en circuito debía formarse practicando el karting, y eso hizo durante un año. Más adelante, entró en el Porsche Owners Club (POC) y compitió en la Boxster Cup organizada por el propio club. “Las reacciones del Boxster y su comportamiento en curva eran geniales, ya que tenía un equilibrio increíblemente bueno”.
Nueva meta a la vista
En 2009, Fred fue elegido “Rookie of the Year” por el club y no tardó en marcarse un nuevo objetivo: participar en la Porsche Carrera Cup Norteamérica, para lo que adquirió un 911 GT3 Cup (997). Esto despertó cierta inquietud en su esposa Judy, pero ella supo entender en qué medida el automovilismo no solo inspiraba a su marido, sino que también era parte de su personalidad. Tampoco el nacimiento de su hija Riley, en 2010, y de su hijo Austin, tres años más tarde, cambiaron un ápice la pasión de Fred Poordad por las carreras de coches.
Como Jefe del departamento de Hepatología del Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles y del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas de San Antonio, su trabajo le resultaba muy exigente en aquella época. Junto con su equipo, consiguió avances decisivos en el tratamiento de la hepatitis vírica y participó en el desarrollo de fármacos contra la hepatitis C. Poordad publicó numerosos estudios y viajó por todo el mundo como experto en enfermedades hepáticas y trasplantes de hígado. Las horas que pasaba en su coche de carreras le servían de contrapunto.
De cara a las 24 Horas de Daytona de 2012 intensificó su entrenamiento y cambió su alimentación: perdió 15 kilos, mejoró su masa muscular y su forma física, y practicó en su propio simulador.
“Para mí, el automovilismo no tiene mucho que ver con la adrenalina”, afirma Poordad. “Es más bien un entorno controlado, en el que primero piensas en lo que puede pasar y luego tienes que reaccionar rápido”. El hecho de darlo todo bajo presión también le ayuda en su trabajo cotidiano.
«La competición te hace más resistente al estrés»
“La competición te hace más resistente al estrés”. Pero también puede ser un deporte peligroso, como él mismo pudo experimentar. Tras ganar el título en el campeonato Pirelli Cup Challenge de 2015 con un 911 GT3 Cup (991), en 2017 participó en las 12 Horas de Bathurst, en Australia, con un coche de otro fabricante. Allí sufrió su accidente más grave, que terminó con vértebras y costillas rotas, además de un colapso pulmonar. “Me di cuenta de hasta qué punto un Porsche es mucho más preciso en la conducción y, en caso de accidente, más seguro que vehículos de otras marcas”, comenta recordando su convalecencia de un año. Una vez recuperado, regresó a los circuitos compitiendo en la Porsche Racing Experience (PRE). En 2020 se impuso en la GTWC America Am Class y en 2021 hizo lo propio en la GTWC America Pro Am. En 2022 pilotó el Porsche 911 RSR en la categoría GTE-Am dentro del Campeonato del Mundo de Resistencia FIA (WEC). Por último, en 2023 se impuso en la categoría LMP2 en las 24 Horas de Daytona.
Su colección privada atestigua que su amor por Porsche no se limita a las carreras. Actualmente conserva su primer 911 (el Turbo modificado), un 718 Spyder, un 911 GT3 y un GT3 RS (ambos 992), además de un 911 GT2 RS (991). “Cada uno de los 911 me transmite esa sensación característica especial, pero con pequeñas diferencias entre ellos”, explica. También tiene dos 918 Spyder. “¡Es un coche fabuloso!”. Además, se entusiasma al describir el carácter del Carrera GT, del que posee hasta cinco ejemplares. “Para mí, es el superdeportivo analógico definitivo”.
En el currículum de Fred Poordad, la medicina y el automovilismo forman una simbiosis. Este es su diagnóstico inspirador: “En las dos disciplinas hay que trabajar a conciencia y con precisión, prepararse a fondo, aprender continuamente y evolucionar”.
Artículo publicado en el número 411 de Christophorus, la revista para clientes de Porsche.
Fuente: Basem Wasef
Fotografías: Andi Hedrick