- DURANTE EL PRIMER FIN DE SEMANA DE OCTUBRE UN NUTRIDO, AUNQUE SELECTO, GRUPO DE SOCIOS Y AMIGOS DE LA SECCIÓN ESPAÑOLA DEL RREC SE FUERON DE EXCURSIÓN A LA RIOJA
- EN TOTAL TREINTA Y DOS PERSONAS Y CATORCE AUTOS DE TODAS LAS ÉPOCAS DE NUESTRAS DOS MARCAS FAVORITAS
16 de noviembre de 2019.- La coincidencia de fecha y lugar se debió a la posibilidad de coincidir con la vendimia, circunstancia que se consiguió por completo, y por la seguridad de que la Rioja a principio del Otoño ofrece los paisajes y colores más hermosos que se pueden imaginar.
El centro de operaciones fue Cuzcurrita del Rio Tirón, encantador municipio riojano en donde tanto Laura en el Hotel Teatrisso como Antonia en Casa Antonia nos dan hospedaje con acierto y cariño.
Iniciamos las actividades del fin de semana reuniéndonos en el Castillo y Bodega de Cuzcurrita. Visitamos la viña al atardecer del viernes y Marcos nos explicó sobre el terreno el proceso de la vendimia y primer tratamiento en la bodega. Después Bentley Madrid nos ofreció una espléndida cata y cóctel con cuya degustación y charla dio tiempo a que llegasen los últimos rezagados. Nos retiramos a hora prudente para el intenso sábado que nos aguardaba.
La vista a Torre Loizaga del día siguiente cumplió las expectativas más altas. Salimos temprano por carreteras diversas y reviradas para completar los más de 150 Kms que nos separaban de Galdames, con un tiempo incierto que finalmente despejó. Allí nos esperaba María López Tapia, inmejorable anfitriona y entusiasta socia del Club de los Entusiastas quien, una vez más, nos mostró con detalle una de las mejores colecciones del mundo de Rolls-Royce, todos los Phantom incluidos, en el extraordinario marco de la Torre Loizaga,
Almorzamos con mucho fundamento en las dependencias de la Torre y por la tarde emprendimos el regreso a Cuzcurrita. Los más arrojados, y no precisamente con los autos más modernos, lo hicieron por el puerto de Orduña cuyas pendientes, superiores al 14% en algunos momentos, no fueron obstáculo ni motivo de excesiva calentura para completar la vuelta.
El sábado por la noche Aker nos acogió en su establecimiento para darnos una memorable cena de despedida. Hubo algunas discusiones acerca del rape. Para algunos era el mejor que habían tomado en su vida. Para otros no solo lo anterior, sino que dudaban fuera posible superarlo en el futuro. En cualquier caso, todos quedaron muy satisfechos.
El domingo, tras el desayuno de despedida se formaron distintos grupos de regreso a los puntos de origen. Flotaba en el aire la necesidad de hacerlo por parajes aún más agrestes que Orduña para superar las dificultades de la víspera, pero eso ya será objetivo de la próxima excursión invernal.
Hasta entonces.
Fuente: Pedro Moriyón Diez-Canedo
Fotografía: Pedro Moriyón Diez-Canedo