- DESDE PASADO SÁBADO 6 DE MARZO, RAÚL DEL HOYO NOS OBSERVA A SUS COMPAÑEROS DE PROFESIÓN PERIODÍSTICA DESDE EL CIELO
- CASTELLANO RECIO, COMO BUEN BURGALÉS DE NACIMIENTO, Y TAN PARCO EN SU DISCURSO COMO FANÁTICO VIENDO LOS PARTIDOS DE SU ATLÉTICO DE MADRID, HA SIDO VÍCTIMA DE ESO QUE LLAMAMOS “LARGA ENFERMEDAD”, AUNQUE EN ESTE CASO, SU SEVERIDAD HIZO QUE EL PADECIMIENTO FUERA BREVE EN EL TIEMPO
11.3.2021.- En los albores de los años 60 comenzó su andadura profesional el Luike Motorpress, que patroneaba Enrique Hernández. Raúl dio sus primeros golpes de teclado a una Olivetti para la revista Autopista. Casi una década después cambió de grupo editorial. Julián Yébenes lo reclamó para AutoRevista, de la que fue su primer director durante una larguísima etapa de éxitos que lo llevaron a formar parte del jurado del Coche del Año de Europa. Tal ha sido su generosidad como profesional y como persona, que llegó a ceder su puesto en COTY a un compañero de profesión que entonces arrancaba como jefe de sección en un emergente diario de tirada nacional.
Posteriormente, ya fuera de AutoRevista, emprendió la aventura de una revista sectorial para LeasePlan, uno de los grandes operadores de renting, que editó para España, Portugal e Italia. Y no hace mucho, exactamente hace 10 años, lanzó AutoRenting, como buen conocedor de ese sector del mercado. Esa “brevemente larga enfermedad” le ha dejado marcharse sin celebrar la década de vida de la revista, que se cumplirá, sin celebración en su memoria, en el abril que nos espera en unas semanas.
Descanse en paz.
Jose Luis Páder, Asesor Editorial en AutoRenting
Mi segundo jefe
De Raúl del Hoyo, mi segundo jefe en el mundo del periodismo del motor donde empecé en el año 89, tengo un gratísimo e imborrable recuerdo. También de Elvira Aznar, con la que también trabajé junto a Rafael Guitart y Juan Carlos González, entre otros, de aquel gran equipo al que yo me uní, del que tanto aprendí y del tan grato recuerdo tengo también.
Le conocí al entrar a trabajar en AutoRevista, cuando a los 90 casi no le habían salido pelos en la barba y yo daba el primer gran salto desde la revista TopAuto. Eran momentos muy intensos en la industria del automovilismo a nivel mundial y mucho más, si cabe, nacional y, claro está, personal. Hacer un semanal durante todo el año no era fácil, y eso siempre requirió un gran director de orquesta como lo fue Raúl. Recto, riguroso e implacable pero generoso, amable y respetuoso con todo el mundo.
Trabajador incansable, gran periodista y con una vitalidad imperiosa, Raúl fue siempre un ejemplo a seguir en el mundo del periodismo y, cómo no, en el personal. Los recuerdos, las anécdotas, las comidas en el trabajo, o hasta los piscolabis a media mañana para aguantar la jornada laboral que compartimos tantas veces, son ahora momentos que se agolpan en la memoria, grandes momentos además porque conforman los recuerdos, los buenos recuerdos, y toda una historia.
Con todo mi respeto y admiración, D. E. P.
Juan Manuel García (Periodista del motor)
Adiós a Raúl, hasta siempre
El pasado sábado, seis de marzo, nos dejó Raúl del Hoyo a los 81 años víctima del cáncer. Raúl fue un periodista del motor de los de siempre, un fundador, un padre del periodismo especializado en automoción, un pionero y uno de los grandes de esta profesión.
Tuve la suerte de conocerlo y coincidimos una y mil veces en ruedas de prensa y presentaciones, pruebas de coches, momentos mejores y peores y largos viajes en los que acabas conociendo bien a quién te rodea. Un casta, genio y figura, un maestro de los de antes, valiente, luchador, crítico y muy alegre y divertido. De gesto duro y rasgos muy marcados, le era fácil anticipar desaprobación o duda, tanto como una inmensa felicidad y millones de risas que con el tiempo acentuaron sus arrugas. No sé de donde sale el apelativo “cabronías”, pero siempre se lo escuché decir dedicado cariñosamente a ilustres directores de comunicación y compañeros periodistas, y la primera vez que me lo dedicó, lejos de incomodarme, fue como si me hiciera socio de una selecta hermandad, de la suya, la de los cabronías que eran sus amigos.
Empezó en Autopista en 1963 y lo conocí en una presentación a la que fui de becario muchos, pero muchos años después. Para los de mi generación fue el director de AUTORevista, y muchos compañeros hablan de su buen criterio, talante y facilidad de trato, un buen jefe en resumidas cuentas. De todos los viajes que hicimos juntos, muchos compartiendo coche, mesa y mantel, el que recuerdo a su lado con más cariño fue un París-Pekín. En realidad fueron seis días en China esperando a que la caravana de la carrera llegara a la meta. Seis días haciendo turismo y descubriendo que la comida china de verdad, la de allí, es horrorosa. Menos mal que nuestro hotel de lujo, con dirección europea, tuvo a bien darnos buenos desayunos continentales y una sorprendente Oktoberfest, una fiesta de la cerveza en el hall del Hotel en Pekín en la que Raúl y yo dimos cuenta de grandes jarras cerveza y cacahuetes para compensar la “malnutrición” de nuestro viaje.
Raúl ya no está con nosotros, pero seguro que seguirá atento desde ahí arriba a lo que ocurre con los coches, brindando con una buena cerveza. Hasta siempre maestro.
Ramiro Mansanet, Director Newspress/Boosters PR y Events
Raúl del Hoyo nos dejó con la misma discreción que vivió sus pasiones
Qué decir más de un buen periodista y de una buena persona. Todo eso, nada menos, lo fue Raúl del Hoyo, un insigne que nos ha dejado con la misma discreción que vivió sus pasiones. Raúl nos ha dejado y ha creado un vacío entre los que disfrutamos de su amistad y de un magisterio periodístico que calladamente impartía, sin estridencias, entre los que le observábamos y aprendíamos de su forma de hacer.
No disfruté de Raúl tanto como hubiera deseado, no porque no lo hiciera mientras compartíamos kilómetros, viandas, viajes y el sinfín de actividades propias de nuestra labor, sino porque llegué tarde al periodismo del motor, ese creado por la generación de periodistas a la que pertenecía. Llegué curtido de otras batallas periodísticas y me encontré en el mundo del automóvil a gentes como Raúl, apasionadas por lo que hacían sin darse importancia y construyendo un orbe de buen periodismo especializado que hoy está amenazado por imberbes digitales, que ya en los últimos años contemplábamos con preocupación mientras devorábamos kilómetros de carretera.
Quedará en mi memoria, entre otras, una persistente imagen de Raúl pegado a su pequeña cámara compacta con la que tomaba el pulso fotográfico de todo lo que le rodeaba como si se le fuera a escapar. Amigo, sigue tomando imágenes en el cielo de las buenas personas y los buenos periodistas, en el que, seguro, has sido bien recibido. Hasta siempre, maestro.
Fernando Álvarez Marqués, Colaborador La Razón
Fuente: Newspress
Fotografía: Newspress