- PABLO ES CARPINTERO, SU PADRE FUE CARPINTERO, Y SU HIJO, ES CARPINTERO. PERO A SU VEZ, TODOS FUERON AGRICULTORES
- PABLO DESTILA LA SABIDURÍA QUE DAN LOS AÑOS VIVIDOS, Y SU TRATO, EMANA ESA BONDAD QUE GENERA UNA CONCIENCIA TRANQUILA. PABLO EN OCASIONES CUENTA ALGUNA ANÉCDOTA DE TIEMPOS PASADOS, YO PONGO MUCHA ATENCIÓN A LO QUE DICE PORQUE SIEMPRE APRENDO ALGO.
- EN ESTA OCASIÓN OS CONTARÉ LA HISTORIA DE SU RELACIÓN CON LOS TRACTORES…
4 de agosto de 2018.- Aquel tractor era una ametralladora. Siempre estaba a punto para disparar, sólo que encarada a quien lo conducía.
Sería mediados los sesenta, no puedo precisar, era el primer tractor que se traía a la aldea; no recuerdo de donde vino puede que se comprase por Valencia, por supuesto de segunda mano, la marca era Stub o algo parecido, era de un sólo cilindro, diesel a dos tiempos, me va a recordar que puede que procediese de Palma de Mallorca. El caso es que nunca vi otro igual. Las ruedas motrices eran las delanteras, las de atrás no serían más grandes que las de una carretilla, la dirección era vertical, y casi pegado al volante y encima de un ballestín, que sólo era una pletina, tenía el asiento; que claro, no era más que una chapa de hierro con forma de cuévano y nada más.
No tenía embrague, y las cuatro marchas se accionaban por una palanca en una media luna con agujeros, algo así como el cambio de una moto. Entre marcha y marcha era un punto muerto, cuando insertabas una había que fijarla con un fiador parecido a un clavo en un agujero de la media luna para que no se saliese. Bueno, pues a pesar de todo, hacía mucho más trabajo que las mulas te cansabas menos, y en la mitad de tiempo. Cuando vino el tractor traía una cheruga, más tarde, el herrero de la aldea que era muy mañoso le hizo un cultivador. La verdad es que aquello era un mata hombres, por supuesto que no montaba ningún tipo de suspensión, los frenos sólo los tenía en las ruedas delanteras pero si frenabas de golpe al ser estas las motrices se clavaban en el suelo y salías despedido. A frenar me acostumbré pronto, pero con la palanca del gas había que ir muy en cuidado, si no tenía las revoluciones adecuadas se invertía el motor, y entonces iba marcha atrás. Sí, cuatro marchas atrás y una adelante. Ya te puedes imaginar que de hidráulicos nada; una palanca subía y bajaba el ápero y comenzabas el surco.
Para la viña iba bien, apenas tendría un metro de ancho y puede que dos metros de largo, fuerza no tenía mucha pero hacía bien su trabajo. Años después trajimos de Aragón el que ves ahora, ya lleva en casa más de cincuenta años, no sé los que tendría cuando lo compramos, y, como sigue funcionando bien y cumple con su trabajo, en ningún momento nos hemos planteado cambiarlo.
Hace pocos años en el pueblo se montó una exposición de etnografía, fue una novedad donde unos recordamos tiempos pasados, y, los jóvenes descubrieron muchos trebejos de la agricultura que por razón de edad desconocían.
Lo cierto es que aquella muestra atrajo a mucha gente, los comentarios que despertaban aquellos cacharros que salieron de las guardillas a tomar el sol aquella mañana eran de lo más variado.
Unos los contemplaban con curiosidad y otros con nostalgia, en la muestra había alrededor de media docena de tractores que fueron los primeros en llegar a la zona, con ellos se comenzó a sustituir los caballos de sangre que trabajaban la tierra, por los actuales caballos de vapor con que se mide la potencia de los tractores.
En esta comarca, que durante años marcó la frontera del Reino de Valencia con los antiguos Reinos de Aragón y Castilla, el campo comenzó a mecanizarse a finales de los años cincuenta del pasado sigo.
A mí no me interesan los datos técnicos de un tractor, se pueden encontrar en muchos sitios e incluso verlo totalmente reconstruido.
En aquella muestra llamó mi atención un tractor Renault que a pesar de los años, y nuevas tecnologías, seguía cumpliendo con las labores para lo que fue diseñado. Me interesé por él y mi sorpresa fue cuando averigüé que era del carpintero. Me dije que aquel Renault se merecía un articulillo, y como mantenía relación con el dueño preferí hacerle unas fotografías en su ambiente, trabajando la tierra. Entre unas cosas y otras pasó el tiempo, y esta primavera le pedí que cuando saliese a labrar con el tractor me lo comunicase.
Después de las fotografías Pablo me cuenta: “Es un Renault V 71, vino a casa allá mediados los sesenta. Supongo que procedía de tierras murcianas, no recuerdo, lo compramos en Aragón. Lo cierto es que entonces era un tractor moderno, hacía las faenas del campo y resolvió el transporte con su remolque. Su motor era el diésel tricilíndrico Perkins P 3.144, mientras que la caja de cambios tenía doce marchas adelante y tres atrás, que permitían velocidades de 0,6 a 20,9 km/h.
Lo cierto es con el se podía hacer todo, como sigue haciéndolo en pleno 2018. Por supuesto que se ha mantenido con el cariño de uno más de casa, pasa las revisiones sin problema, y en las labores del campo, a pesar de los años, se defiende con mucha dignidad.
No pienso que lo sustituya, mejor que decida la otra generación”.
El autor agradece Pablo su amabilidad y puesta a disposición de su tractor Renault para la elaboración de este reportaje.
Texto: Arturo Borja
Fotografías: Arturo Borja y Hemeroteca ABC