- LA MARCA ESPAÑOLA HURTAN FABRICA VEHÍCULOS DE INSPIRACIÓN CLÁSICA SOBRE LA MECÁNICA DEL RENAULT CLIO
- LA PRODUCCIÓN ES TOTALMENTE ARTESANAL, INVIRTIÉNDOSE ENTRE 300 Y 500 HORAS PARA FABFICAR CADA UNIDAD
6 de octubre de 2015.- Desde que el Grupo Volkswagen, tristemente célebre estos días por el escándalo de la manipulación de millones de coches, adquirió SEAT, nos hemos quedado en España huérfanos de una gran marca nacional de automoción. Pero lo que puede que no sepan muchas personas es que sí existen otras pequeñas marcas que siguen creando modelos icónicos aunque, eso sí, no tan masivos como pudo ser en su época el 600. Este es el caso, por ejemplo, de una marca granadina, Hurtan, que fabrica coches de forma artesanal.
Juan Hurtado González comenzó este proyecto, que hoy es toda una realidad, en 1996. En ese año, fabricó el Hurtan T2 a partir de los componentes de un Renault Clio. Se trataba de un deportivo clásico de dos plazas. En 2004 lanzaron un nuevo modelo, el Albaycín (fotografía de cabecera), un cabriolet de dos puertas, disponible en cuatro o dos plazas y con un motor de 180 CV. Cuatro años más tarde, sacarían a la venta su, hasta ahora, último modelo, el Gran Albaycín, un impresionante roadster estilo años 50 en cuanto a su diseño, pero con la más moderna tecnología y mecánica. Y esta es precisamente la premisa de Hurtan, ofrecer vehículos clásicos, totalmente hechos a mano siguiendo las peticiones de personalización del comprador, equipados con la tecnología más avanzada.
En Hurtan trabajan siempre partiendo de un Renault Clio del que aprovechan únicamente el motor, los frenos, la suspensión y la dirección. La carrocería es de fibra de vidrio y se fabrica a partir de un molde elaborado por ellos mismos. El resto debe elegirlo el cliente del que incluso se toma la medida de sus piernas para que asiento y pedales puedan situarse a la distancia óptima. Entre 300 y 500 horas de trabajo es lo que tardan estos artesanos del motor en crear cada uno de sus vehículos; un trabajo sin duda, esmerado.
Texto: Marta Farre Ribas
Fotografía: Archivo Clásicos al Volante