JAGUAR XJR.

¿EL ÚLTIMO CLÁSICO DE JAGUAR? 

Vamos a comprar un coche

Allá por el mes de marzo del año 2.003 sonó el teléfono en casa. Mi padre me hizo la siguiente pregunta:

– ¿Qué te gusta más? ¿Un Mercedes S500 o un BMW 740i?

Era una tradición, cualquier miembro de la familia era incapaz de comprar un vehículo sin consultarme, les hubiera retirado la palabra. Por aquel entonces a mi padre le iban bien las cosas y había llegado el momento de sustituir su viejo BMW 735 i, ya con más de 300.000 kms.

– Prefiero el nuevo XJ de Jaguar.

– ¿Estás tonto o qué?

Punto y final. Al fin y al cabo se lo compraba él.

El perfil de mi padre era el ideal para uno de estos coches de alta gama, familiares y muy voluminosos. Y estos eran, antes de la invasión SUV, las berlinas más apetecibles del mercado en términos de representación, fiabilidad y prestaciones del momento, más allá de raros ejemplares, ya fueran japoneses, americanos o suecos. Los servicios oficiales de estas dos marcas alemanas estaban perfectamente asentados en nuestra ciudad, y sus automóviles contaban con la mejor consideración del gran público.

Las gamas estaban perfectamente escalonadas, y de un serie 3 de BMW se pasaba a un serie 5, de un clase C a un clase E, y si querías un todo terreno de lujo comprabas un clase G, con su reductora, sus largueros y travesaños y su escaso nivel prestacional en carretera o un Range Rover y su escasa fiabilidad de entonces. Las marcas aún no habían escarbado en busca de nichos de mercado, y aunque el X5 ya era una realidad aún no había explotado el concepto que tantas ventas sustrajo a las grandes berlinas.

Y allá que nos fuimos, más contentos que unas pascuas, a comprar «lo mejor». Todavía recuerdo al vendedor de BMW intentando explicar a mi padre las funciones básicas del botón mágico, recalcando que en poco tiempo todos los automóviles equiparían uno. (Visto desde nuestra perspectiva no le faltaba razón, pero con un manejo mucho más intuitivo). Casi no salimos del concesionario en la prueba, se cerraban los seguros, no se encendía el climatizador, la voz no callaba y el vendedor sudaba, preocupado, mientras golpeaba más que presionaba el dichoso botoncito. Además, los automóviles te «miran», y los ojos de éste eran los de un perro pachón con ojeras. ¿Cómo le explicas a un señor que no sabía lo que era un ordenador que todas, y digo todas las funciones básicas de un automóvil las debía manejar con un botón? Salió estresado y frustado del concesionario mientras decía, «y encima lo han hecho feo. Hala, vamos a la Mercedes, hijo».

Reconozco que tenía razón el hombre. Y entramos al concesionario Mercedes y al fin compró un S500 al que calzé con llantas de 18 pulgadas en un descuido de mi padre. El día del estreno me llamó con urgencia, se había quedado atrapado entre el volante y el asiento, que se le había venido encima al presionar la memoria de los asientos. Pobrecillo, no podía moverse y todas las instrucciones se le habían cambiado al idioma alemán, poco entendible en esos tiempos y en estos, a no ser que tu madre hubiera nacido en Múnich.

La tecnología aplicada al conductor, con decenas de gadgets que nunca o casi nunca se utilizan, era ya un recurso para las ventas, pero los vehículos pesaban cada vez más (en el caso de estas dos berlinas se rondaba los 2.000 kgs.) y la lista de lo que se puede estropear o funcionar mal era tan larga como los extras que debías pagar. Creo que en ese momento los ingenieros olvidaron al conductor y se miraron el ombligo. El comportamiento en carretera, con esas inercias, era torpe, y comparado a los vehículos que sustituían rayaba en la burla. El BMW 735i de los 90´ era un coche ligero, con tacto deportivo, pero decidieron darle una buena ración de patatas y hamburguesas, y claro, engordó. Las prestaciones sólo se le suponían en un momento en que no existía el carnet con puntos y todos íbamos más deprisa que ahora, pero el comportamiento de ambas berlinas era, como digo, lento y pesado. La suspensión neumática engañaba, porque en rectas era perfecta, pero el mundo está lleno de curvas y el tarado era perfecto para una autopista alemana, pero no para nuestro país…

¿Jaguar?: la gran berlina XJ

JAGUAR XJR.

En la mayoría de mercados la competencia exhibía este tipo de productos y Jaguar, ya anexionada al mundo Ford, era consciente de los innumerables problemas técnicos, de fiabilidad y obsolescencia de sus últimos automóviles. No podía competir con sus enemigos naturales por sí sola, los alemanes y su desarrollo tecnológico, pero una vez determinada la hoja de ruta de la nueva Jaguar y con la ayuda financiera y técnica del gigante americano, desarrolló de nuevo un automóvil revolucionario, el nuevo XJ.

La pócima era exquisita. Aunaba un diseño continuista, fiel a la tradición inglesa de construir automóviles realmente bellos, y si no, al menos diferentes, alejados de los cánones de «belleza» del momento dictados por los ingenieros y los túneles del viento. Respetuosos con la herencia del pasado, de interiores exquisitos y serenamente bellos. Y esto lo mezclaron con un desarrollo tecnológico sin precedentes en la casa. Se adelantaron quince años al mercado al desarrollar un vehículo muy ligero, que con todas las modas, elementos de seguridad y equipamiento no llegaba en báscula a los 1.700 kgs!!!

Un chasis de aluminio y magnesio, mucho más rígido que uno de acero, infinitamente más ligero, sin posteriores problemas de óxidos, era el eficaz punto de partida para este magnífico automóvil, orgullo de la entonces vilipendiada industria británica. La inversión fue millonaria, tanto que la berlina Type X, basada en la plataforma del Ford Mondeo, no pudo seguir sus pasos… Los paneles de la carrocería fueron «pegados» con técnicas de aviación y la rigidez del conjunto no tenía rival en el mercado. El comportamiento en carretera era una pura delicia, el bajo peso del conjunto estaba presente a la hora de frenar, de acelerar, de entrar en curvas. La suspensión neumática venía con el tarado perfecto entre suavidad y deportividad y a la hora de repostar… llegaba la siguiente alegría, ya no engullía combustible, según montara una motorización u otra el consumo era inferior a su competencia, siempre.

Pantallas táctiles rápidas e intuitivas, con un alto componente tecnológico muy fácil de usar por cualquier conductor, navegadores, pilotos traseros equipados con leds, luces de xenon, una buena ración de airbags, cambios ZF de seis velocidades, suspensiones de aluminio, neumáticas, motores de seis y ocho cilindros con un buen par motor y sedosos en su conducción, una fiabilidad a prueba de bombas  y todo esto combinado con exquisitos interiores de cuero, piel, madera e incluso terminaciones en aluminio pulido, y casi todo de serie, redondearon un automóvil que a la postre sería el último clásico, exponente de una orgullosa raza, la familia XJ de Jaguar.

El paso de los años es para todos

Y mientras, mi padre en su Mercedes. Ya acostumbrado a sus botoncitos, pero aún no a las innumerables funciones recogidas en la gran pantalla. Muy complicado para él.

Y entonces Mercedes lanzó un nuevo clase S, y de golpe mi padre se ve conduciendo un automóvil viejo. Y hoy, en 2013, Mercedes ya ha lanzado otro clase S. Es decir, que mi querido padre conduce un Mercedes  de hace dos generaciones que le costó una pequeña fortuna y ahora ha envejecido tan mal, (pese a esas llantas de 18 pulgadas que yo le colé, ja), y ha quedado tan obsoleto en diseño, que a pesar de ser un automóvil con apenas 80.000 kms. (obviamente no lo usa todos los días), es una verdadera reliquia. Y hace apenas diez años!!!

«Ay, si hubieras comprado un XJ», le digo a veces. Por fastidiar, más que nada, porque en su momento le susurré la posibilidad y me dijo que ni loco, que los Jaguars eran caros, gastaban mucha gasolina, se rompían a menudo y luego no los quería nadie. El Mercedes se estropea más de lo que pensaba, está obsoleto en su diseño, nadie te da nada por él, consume mucho y las revisiones no salen baratas. Las etiquetas no son buenas, me ha razonado siempre. Toma ya.

«Cómpratelo tú», me dijo. Y eso hice. Me lo compré en cuanto pude. Pero no un XJ, no. Compré un genuino R, que venía a ser el summun del universo Jaguar. Una cota inalcanzable para mí en su momento. Te pedían la friolera de 108.000.-€, lo cual nunca entendí, porque en USA costaba la mitad, así que me agazapé y esperé el día…

Vamos a conducir un coche extraordinario

Mi XJR tiene unos diez años. Lo compré con 70.000 kms reales y el anterior propietario, que lo cuidó extraordinariamente bien, estaría orgulloso de mí. Lo mimo mucho y él me ronronea, pero como buen gato, también araña. Es una verdadera historia de amor, con sus peleas y todo. Y más allá del tópico gatuno, la verdad es que se ha convertido en un animal muy especial con los años. Le perdono pequeños defectillos, como algunos botones con tufillo Ford que desentonan en un automóvil de esta gama.

La liturgia que acompaña el acto de «sacar el Jag» para mí es sagrada. Al pulsar el mando a distancia, abrir la puerta y sentir el aroma a cuero acuso una emoción que pocos coches me transmiten hoy en día. El peso de la tradición, el gusto por los detalles, el ilustre apellido, todo ello crea una atmósfera única, subjetiva, ya sé, pero íntima y siempre me paro a observarlo, a admirarlo. Este gato tiene alma.

El paso del tiempo no afecta a su diseño, salvo en pequeños detalles lógicos. Es lo que tiene presumir de unas líneas imperecederas, y con los límites actuales de velocidad me he dado cuenta que conducir un clásico a diario es posible, siempre y cuando éste sea capaz de mantener el día a día e incorporarse al tráfico con naturalidad.

El comportamiento dinámico del XJR es intachable en todas circunstancias.

Y este «R» lo hace, y muy bien, por cierto. Es silencioso en orden de marcha y cuenta con controles de aparcamiento, navegador, un gran equipo de música y todo lo que a diario utilizas, y a la hora de conducir sientes una dirección muy directa, de volante grueso y agradable tacto, buena frenada (viene firmada por Brembo, el gran especialista), buena pisada y agarre (equipa llantas de 20 pulgadas, pero con la suspensión neumática de tarado deportivo son muy llevaderas y embellecen la figura lateral), con asientos deportivos eléctricos de mil y un reglajes, amplio interior y un motor poderoso, que entrega 400 cv. y un gran par motor, que junto a su cambio de seis velocidades te descubre dos vehículos a la vez.

¿Dos? Sí, dos. Un XJ y un R.

JAGUAR XJR.

Puedes hacer miles de kms. a velocidades legales, con consumos medios de nueve litros cada cien kms. Relajado, silencioso, cómodo. Lo que viene a resumirse en el dicho popular de «voy como un señor». Pero puedes enloquecer, pulsar el botón de cambio deportivo, hacer uso del kikdown y sentir que el programa del cambio baja dos o tres velocidades, que el compresor emite un silbido amenazante y que la vida pasa muy, pero que muy deprisa a tu lado, mientras te quedas pegado al asiento manteniendo el coche en su trayectoria y esperando que el cambio se decida a actuar al límite de vueltas para continuar la fiesta. En ese momento llevas aparejada una sonrisa que se queda contigo un buen rato. Esto va, dices, sueltas un taco y/o una oración y el coche se hace pequeño, manejable como un deportivo potente de dos plazas.

Es lo que tiene el aluminio. En curvas se agarra, es noble, el control de tracción sujeta (no te lo dejo probar con éste desconectado, que el coche es mío), y sabes que sin el ángel de la guarda irías derrapando todo el día, sólo por el placer de hacerlo. Menos mal que los asientos deportivos no sólo son bonitos, también sujetan como es debido (claro, pone R bien claro en el respaldo). Frenas hundiendo el pie izquierdo y casi sin tiempo aceleras, a fondo, y buscas el cartel de un circuito, porque el nivel prestacional no es compatible con la vida en libertad. Calma.

Y ya eres consciente del «maquinón» que conduces. La relación peso potencia es extraordinaria y la difícil comunión entre comodidad y prestaciones se ha resuelto de forma soberbia en este «R». Y cuando levantas el pie del acelerador, rezando porque no hubiera ningún radar esperándote, vuelves a sentir que llevas un XJ. Y que por mucho tiempo que pase, no encontrarás un vehículo tan extraordinario, versátil y exclusivo. Y divertido, además.

Puedes viajar con la familia o ir de carreritas, pero siempre será un automóvil de apellido ilustre, noble, con ese perfume a cuero clásico en su interior. Y con un sello personal que le proporcionará, con el paso de los años, un aroma a buen gusto, a saber envejecer.

El XJ ha sido definitivamente sustituido por Jaguar, adaptándose a otros tiempos y otros mercados, y marcando una línea de diseño ya alejada del clasicismo. Esto quizá convierta a este XJR en el último de una estirpe.

Y mientras, mi padre con su Mercedes… del 2003 y sus 2.000 kgs. Y sí, sí me pide el Jag. Le transmite emociones que había olvidado con el buque alemán.

A veces hasta le cuesta borrar esa sonrisa…

Ficha técnica

JAGUAR

Motor

  • Cilindros/válvulas por cilindro: 8/4
  • Diámetro/carrera (mm): 84,0/90,3
  • Cilindrada (cc): 4.196
  • Potencia máxima CV DIN (kW): 400 (298)
  • CV EEC (kW): 395 (291)
  • @ r.p.m.: 6.100
  • Par máximo Nm DIN: 553
  • Nm EEC: 541
  • @ r.p.m.: 3.500
  • Relación de compresión: 9.1:1
  • Transmisión: Automática 6 velocidades.

Prestaciones (estimaciones del fabricante)

  • Aceleración 0-100 km/h (sg): 5.3
  • Velocidad máxima (km/h): 250 Limitada.

Consumo de combustible

  • Ciudad (l/100 km): 18.6
  • Carretera (l/100 km): 9.0
  • Combinado (l/100 km): 12.3
  • Emisiones de dióxido de carbono (g/km): 299
  • Capacidad del depósito de combustible, incluyendo reserva (l): 85 + 7,5 reserva.

Peso/dimensiones

  • Peso en orden de marcha (kg): 1.665
  • Peso máximo autorizado (kg): 2.250
  • Carga en el techo permitida (kg): 75
  • Carga de remolque permitida sin frenar (kg): 750
  • Carga de remolque permitida, frenado (kg): 1.900
  • Presión vertical permitida sobre el gancho de remolque (kg): 76
  • Diámetro de giro (m): 11,7
  • Capcacidad del maletero (l VDA): 470

Texto: Maltese

Fotografías: Juan Inigo Ros

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