DESDE AUSTRIA HASTA UCRANIA
Un ensayo general para comprobar las capacidades de los vehículos sobre nieve y preparar a la expedición frente a las complicadas rutas de montaña que encontrará en su camino hacia Pekín permitió al equipo de “Journey of Discovery” disfrutar en Salzburgo de una auténtica Experiencia Land Rover. Viena, Budapest, Lviv, Kiev y Chernóbil han sido otras citas inolvidables de las últimas etapas de esta aventura.
En los 12.900 Km. de trayecto que aborda la expedición “Journey of Discovery” de Land Rover, los miembros del equipo han de afrontar todo tipo de terrenos, desde las suaves carreteras europeas hasta aquellas otras plagadas de baches en Ucrania, pasando por los hielos de los puertos de montaña de los Alpes y los Cárpatos, y las llanuras salvajes de Kazajistán. Por eso, aprovecharon muy bien el tiempo cuando, en Salzburgo, los expertos de la iniciativa Land Rover Experience les enseñaron cómo manejar los vehículos en duras condiciones de conducción.
Ernest Loidl, instructor jefe de Land Rover Experience Austria, ex corredor en el Campeonato Mundial de Rally y piloto veterano de varios París Dakar, fue claro: “en vuestro viaje tendréis que maniobrar sobre superficies variables y reaccionar ante imprevistos; las condiciones que tenemos en Austria de abundante nieve y hielo son perfectas para practicar”.
El experto también recalcó que “ser capaz de reaccionar al volante ante situaciones imprevistas es útil siempre, tanto en situaciones extremas como las que vais a vivir en esta expedición, como cuando conduzcáis con vuestras familias durante unas vacaciones, o en un simple trayecto al supermercado”. Del mismo modo, hizo hincapié en que «No importa la tecnología y los sistemas de protección que tengamos a nuestra disposición en un vehículo si el conductor no sabe controlar el volante y anticiparse a los obstáculos”, explicó Loidl.
Ya en marcha procedió a enseñar cómo hacer frente a posibles deslizamientos del vehículo sobre el hielo y cómo realizar frenadas de emergencia cuando el suelo no tiene buenas condiciones de agarre. “Si el coche se desliza hay que disminuir la velocidad ya que ésta sólo puede empeorar la situación; para ello hay que aminorar la marcha y, si es posible, usar los frenos, pero muy suavemente”, explicó. Del mismo modo, cada vez que tenían que corregir la trayectoria, Loidl recalcaba la importancia de no tratar de compensar hacia el lado contrario de forma brusca. Según explicó el experto, “sólo hay que girar lo justo para lograr lo que se desea. Basta con dirigir las ruedas hacia donde quieres ir”.
Para la frenada el truco está en utilizar los anclajes y dejar que el sistema ABS haga su trabajo mientras, simultáneamente, tratamos de mantener la trayectoria lo más lejos posible de los inconvenientes que el terreno pueda plantear.
Chernóbil: una experiencia difícil de olvidar
En una semana el equipo se acercó a diversas ciudades de la Europa del Este y Ucrania, aunque el hito más impactante de “Journey of Discovery” ha sido, sin duda, la llegada a Chernóbil.
Al despuntar el alba del 26 de abril de 1986 el reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil explotó dando lugar al peor desastre nuclear de la historia. Hoy, 26 años después, la tragedia puede haber pasado a ser un vago recuerdo para muchos, pero no para quienes tuvieron la desgracia de estar allí.
Valeriy Zabayaka fue uno de los miles de trabajadores de la central que tuvieron que encargarse de la limpieza de la radioactividad en la zona afectada por el desastre. “Cuando informaron de la explosión nadie nos comunicó que el nivel de radiación era tal que podía afectar a la vida humana. El tiempo durante el que la ex Unión Soviética y las autoridades estuvieron escondiendo esto fue muy peligroso para nosotros. El nivel de radiación que se alcanzó en la zona en la que yo trabajaba era realmente muy nocivo. Nuestro grupo de `limpieza´ estaba formado por 20 personas y sólo 6 hemos sobrevivido. Mi salud está seriamente dañada”, explica.
Cuando se le preguntó si tuvo oportunidad de elegir si quería formar parte de este grupo, contestó que, efectivamente, sí la tuvo pero admite que si le volvieran a dar esa oportunidad sabiendo lo que sabe hoy muy probablemente su elección sería otra. Como explica, “era muy joven entonces y la ciudad de Pripyat me era tan querida como mi ciudad natal. Puede que hoy tomara una decisión diferente pero, en ese momento, era la única correcta para mí. Sin embargo, cuando terminé la labor, muchas personas a las que conocía me miraban como si fuera un extraño”.
El equipo de la expedición “Journey of Discovery” de Land Rover se reunió con Zabayaka durante su incursión en la zona de exclusión que rodea a la planta y que, aún hoy, emite radiación. Tras su impresionante testimonio, él mismo condujo a la expedición hacia su amada Pripyat.
Antes del desastre, Pripyat era una bulliciosa ciudad con más de 50.000 habitantes, pero tuvo la mala fortuna de estar a menos de tres kilómetros del reactor número 4. En Pripyat la calidad de vida era muy buena, especialmente si la comparamos con la media del resto de ciudadanos soviéticos. Los bienes y servicios abundaban, las tiendas estaban bien surtidas, incluso de artículos de importación impensables en otras ciudades del país que no fueran algunos lujosos establecimientos de Moscú. Por ejemplo, Pripyat era la única ciudad de la Unión Soviética en la que se podía comprar perfume de Chanel. La explosión acabó con todo.
Hoy Pripyat es un desierto. Una ciudad desolada y fantasma que fue abandonada “con lo puesto” y a toda prisa por personas que pensaban que en pocos días volverían. No fue así, la sombra del reactor truncó todos sus sueños y acabó con miles de vidas aquél fatídico día.
Siguiendo la ruta por Europa del Este
Conducir por este distrito desierto ha supuesto un choque frontal con los magníficos parajes de los que han disfrutado durante el resto de las etapas de estas semanas y que, tras dejar Salzsburgo, les llevaron a Viena, Budapest, Lviv y Kiev, consumiendo gran parte de los 12.900 kilómetros que recorrerán hasta Pekín.
Tras haber conducido entre montañas, vivido en primera persona una avalancha y mantenido un encuentro con los máximos responsables de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC) para quienes este viaje trata de recaudar un millón de libras, disfrutaron del terreno de Austria al que, gracias a su combinación de cumbres escarpadas y suaves laderas, podríamos definir de dual, como el carácter del Doctor Jeckyll y Mr. Hide. Después, partieron hacia las amplias planicies de la Europa del Este.
Escoltados por la policía local y acompañados del ruido de sus sirenas, los cuatro Discovery 4s que componen la expedición llegaron al centro de Budapest donde tuvieron una oportunidad magnífica para fotografiarse en los lugares más emblemáticos, como la Plaza de los Héroes, desde cuyo centro las estatuas de los fundadores de la ciudad flanquean la Torre del Milenio.
Los Discovery partieron después hacia las afueras de la ciudad donde, durante kilómetros, tuvieron que atravesar terrenos de arenas profundas. Esto sirvió para demostrar la enorme versatilidad de los vehículos, capaces de pasar en poco tiempo y sin problema de una conducción en la jungla urbana a un terreno realmente agreste fuera de la ciudad.
Tras superar la frontera con Ucrania, “Journey of Discovery” llegó a la siguiente ciudad, Lviv, para vivir una apasionante aventura de conducción urbana entre baches y el tráfico más dispar que podamos imaginar, incluidos carros tirados por caballos. En las estrechas y empedradas callejuelas de su casco antiguo tuvieron oportunidad de conocer la magnífica Farmacia-Museo de la ciudad antes de partir hacia Kiev donde las cosas se hicieron… más pequeñas.
Dentro de los espaciosos Land Rover Discovery 4s de la expedición, el barco de 3,5 mm, construido con cerca de 400 mini-piezas de oro, que transportaron hacia el Museo de Micro-miniaturas de Kiev, podría haber desparecido entre el polvo y la suciedad acumulados durante todo el trayecto. Por suerte, esta compleja pieza de micro-arte estaba totalmente segura en las experimentadas manos de Mykola Syadristy, el especialista en artesanía ucraniana que guió al equipo durante un interesante recorrido para conocer otras piezas de la galería, entre otras, una muy especial: una pulga (a tamaño real) con zapatos de oro.
Un “extraño” mundo desde el que “Journey of Discovery” partió hacia Ucrania donde se embarcará en la asombrosa aventura de conducir por las ciudades submarinas que se utilizaron por la Unión Soviética durante la Guerra Fría; una etapa realmente interesante antes de llegar a Moscú.
Texto: Clásicos al Volante.
Fotografías: Land Rover.