ESTA INICIATIVA, QUE VA POR SU XIX EDICIÓN, CORRESPONDÍA CELEBRARLA EN ARANDA DE DUERO
23 de noviembre de 2014.- La Asociación Española de Clásicos Deportivos no podía faltar a su visita a la edición de las Edades del Hombre. Esta magnífica iniciativa, va ya por su XIX edición y este año correspondía celebrarla en Aranda de Duero. En colaboración con el Club TR, finalmente pudo organizarse la excursión casi en el último día de la muestra. Allí nos reunimos veinte autos clásicos venidos en su mayoría de Madrid, pero también se animaron algunos amigos de Valencia.
El grupo de coches se concentró en una zona del casco antiguo especialmente dispuesta por el Ayuntamiento, que en todo momento colaboró con la organización. Se agradecía un café para entrar en calor, pues a esas alturas de noviembre, Castilla es siempre Castilla. Tras un breve paseo. llegamos a las sedes de las Edades, las iglesias de Santa María y San Juan, continentes grandiosos para albergar las excepcionales piezas de la muestra. Allí nos esperaba un servicio de guías, a los que felicitamos desde aquí, pues sus explicaciones hicieron la visita muy interesante.
Pero estar en Aranda es una oportunidad para conocer sus vinos. Y Aranda es un lugar excepcional, pues su subsuelo ha sido horadado a lo largo de los siglos como un queso gruyere. Por lo tanto, nos fuimos a visitar un museo del vino, que muestra como son estas increíbles galerías subterráneas que sirven de bodegas naturales. Aprendimos de vinos, los catamos y los compramos para degustarlos tranquilamente en casa. Pero estar en Aranda, sobre todo, es la mejor ocasión para saborear su famoso lechazo. Y eso fue lo que hicimos en uno de sus famosos asadores.
Tras una animada sobremesa, fuimos tomando los coches para retornar. Todos los autos completaron los más de 300kms sin más novedad que el frío, que cada uno combatió con las mejores armas que tenía a mano. Así que nadie lo dude, con nuestros clásicos se pueden hacer excursiones de media distancia sin ningún problema. A veces los problemas los ponemos nosotros mismos con nuestras excusas y perezas.
Texto y fotografías: Juan Jordano