- LO MEJOR DE LO MEJOR
- TRES DÍAS DE CARRERAS SIN PAUSA. DEL 6 AL 8 DE JULIO
- 135.000 ESPECTADORES
- 700 AUTOMÓVILES DE COMPETICIÓN DEL PERIODO COMPRENDIDO ENTRE 1923 Y 2014
- MÁS DE 1.000 PILOTOS INSCRITOS DE 30 NACIONALIDADES DIFERENTES
- UNOS 200 CLUBES QUE MOVILIZARON 8500 COCHES DE COLECCIÓN EN EL APARCAMIENTO
4 de agosto de 2018.- Estas cifras avalan la opinión de muchos que afirman que Le Mans Classic es el mejor evento de coches clásicos de Europa. Al menos, en lo que a automóviles de la especialidad de resistencia se refiere, es indiscutible. Sus organizadores, el equipo humano de Peter Auto, demostraron que se podían mejorar los resultados de las ediciones anteriores, concretamente respecto a la de 2016 (LMC se celebra cada dos años) todos los registros se han incrementado en un 10%.
94 Horas en Le Mans
Si, si, 94, no es un error, ese es el tiempo que un grupo de periodistas / aventureros españoles pasamos en una autocaravana de alquiler en el interior del circuito de la Sarthe que, gracias al Repsol Classic Team, pudimos aparcar dentro del recinto donde estaban instalados los equipos participantes con sus camiones de transporte y asistencia. Si presenciar este excelso espectáculo como visitante ya es increíble, hacerlo desde dentro es algo memorable.
Sin duda intentar sacar todo el jugo a Le Mans Classic se trata de una labor de logística y organización importante, pues es tal el flujo de gente constante por todos los rincones y las distancias son tan grandes que se pierde muchísimo tiempo en los desplazamientos, más aún si estuviésemos alojados fuera del recinto, pues las carreteras de acceso se convierten en una prueba de paciencia, por lo que es aconsejable dormir en alguno de los camping habilitados por la organización, hay que tener muy presente que hay mucho para ver, todo está lejos y «sólo» son tres días, que aunque parezca exagerado, puede no ser suficiente.
La noche, algo diferente, algo mágico
Lo que hace de LMC una prueba de clásicos diferente a todas las demás es la singularidad de las carreras nocturnas, bueno… carreras no, en verdad entrenamientos, pues son tandas con carácter voluntario que se prolongan durante las horas nocturnas y que otorgan ese plus de espectáculo a los pilotos más valientes así como a los espectadores con más aguante.
Son increíbles las sensaciones que transmiten los bólidos dejando su rastro de luz en nuestras retinas y en los sensores de las máquinas fotográficas. Así como el movimiento de hombres y autos en la zona de garajes iluminada con los focos del circuito. No olvidemos que esta prueba se celebra tres semanas después de la famosa carrera de resistencia de las «24 Horas», y por tanto las instalaciones estás perfectamente adaptadas a esta singular competición.
Eso sí, el hecho de que la acción en la pista no cese, también conlleva alguna que otra pega, y es que el maravilloso sonido que producen estas máquinas, a determinadas horas puede resultar incompatible (a pesar de llevar tapones en los oídos) con el sueño y el descanso, pero vamos, como para poner pegas, es un precio que se paga con mucho gusto.
7 Plateaus y algunas sorpresas
La competición pura y dura se dividía en 7 categorías diferentes dependiendo de la edad de los vehículos, desde el Plateau 1 que reunía a los más antiguos, los preguerra, de 1923 a 1939, hasta el Plateau 6 en el que participaban los más modernos, de 1972 a 1981 y por último una séptima dedicada a los Grupo C de los 80 y principios de los 90.
Aparte, se convocaron dos pruebas más, una exclusiva de unidades de la marca Jaguar y otra de Porsche, agrupando en ambas tanto coches de Sport como GTs.
Además, rodaron sobre el asfalto con carácter de exhibición un par de tandas o parades en las que pudimos ver la Global Endurance Legends con unidades participantes en las 24 Horas del periodo comprendido entre finales de los años 90 hasta la primera década de este siglo, con auténticas maravillas como Aston Martin DBR9, Audi R8, Bentley Speed 8, Chrysler Viper, Ferrari 333 SP, Marcos LM600, Porsche GT2 y muchos más; Otra conmemorativa del 70 aniversario de Porsche, donde salieron a pista unidades de excepción traídas del museo de Stuttgart, como el primer 356, el GT1 ganador de Le Mans de 1998, la barqueta 908/3, etc, los cuales estuvieron expuestos en una carpa junto al edificio que Porsche tiene en el circuito.
Un Paddock para no olvidar
Por si todo esto fuera poco, por el paddock – lo que viene a ser el interior del circuito permanente de Bugatti, dentro del trazado largo de La Sarthe – aparte de las carpas donde descansaban los coches participantes en las diferentes competiciones, se habilitaron unas cuantas exposiciones, entre las que destacaban: la Le mans Heritage Club, donde se mostraban unos cuantos vehículos participantes en la prueba gala a lo largo de su dilatada historia; otra de unidades pata negra de Porsche; otra dedicada a la marca Alpine; otra de coches de la Policía francesa y algunas más.
Por supuesto había una amplia zona habilitada con todo tipo de tiendas y puestos de automobilia y restauración, por la que a determinadas horas del día resultaba realmente complicado moverse por la gran afluencia de público.
Otro de los puntos de interés para los aficionados era el aparcamiento de clásicos, donde en una inmensa zona a lo largo de todo el trazado del circuito de Bugatti se encontraban estacionados una ingente cantidad de coches separados por marcas y clubes, un auténtico espectáculo que parecía no tener fin.
Sol abrasador
Resulta bastante tópico el comentario de que durante la carrera de las 24 Horas de Le Mans siempre llueve, y la verdad es que se ha cumplido en innumerables ocasiones. La mítica prueba se viene disputando al final de la primavera, a mediados de Junio, época del año en que suele llover bastante en la región de Paises del Loira, algo que no ha ocurrido en 2018. Tres semanas después, mientras en España el estío no acaba de asentarse, en el centro y norte de Europa padecían una importante ola de calor, la cual afectó sobremanera a LMC que se celebró tres semanas después bajo un sol de justicia.
Las vetustas mecánicas sufrieron de lo lindo al trabajar a tan altas temperaturas, lo que provocó bastantes averías. Así como los pobres pilotos, quienes aguantaban estoicamente mientras se les colocaba en las preparrillas durante más de media hora a pleno sol, teniendo que padecer temperaturas superiores a los 50 grados dentro de sus monturas. Un servidor fue testigo de cómo unos mecánicos tuvieron que sacar de un coche a un conductor (entradito en años y en kilos) en condiciones lamentables y con convulsiones producidas por un golpe de calor.
Pero bueno, ¿recuerdan aquello de que sarna con gusto…?
Y ahora, el evento en imágenes….
Fuente: Carlos Sanz Albarracín
Fotografías: Carlos Sanz (AnchoaPhoto)