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PICNIC EN EL MONASTERIO DE STA. MARÍA LA REAL DE VALDEIGLESIAS

30.10.2017.- Es 14 de octubre de 2017. En un aparcamiento de un centro comercial del oeste de Madrid, se reúnen 14 preciosos ejemplares Triumph; 2 TR2, 1TR3, 6 TR4, 2TR5, 2 TR6 y un Spitfire. El Club TR Register ha planificado un gran recorrido, para terminar con un picnic en un entorno tan singular como histórico, el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias. Un día soleado perfecto para un plan como este.

Salida puntual con destino a Aldea del Fresno. Los coches tomaron la M503 y M600 a Valdemorillo, la M510 para pasar por Valgalamella, Chapinería y Aldea del Fresno. Los 14 Triumph circulando en perfecto estado de conservación, causaban sensación en todo el que se cruzaba. Por la M507 la caravana entró en el Safari Madrid, donde se hizo parada técnica para estirar piernas y repostar el cuerpo.

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De nuevo en marcha por la M507 se llegó a Villa del Prado, se pasó por el bonito pueblo de Cadalso de los Vidrios, tomando por la M541 a Cenicientos, la M546 a Rozas de Puerto Real, siguiendo por la M507, M542 y M501 hasta Pelayos de la Presa. Este pueblo era el destino final tras un recorrido muy recomendable, paisajísticamente muy bonito, de virajes muy entretenidos y de buen piso.

Tras buscar el Monasterio de Santa María Real de Valdeiglesias, los coches  clásicos entraron en el recinto para quedar aparcados haciendo honor a un lugar con 1000 años de historia. Este monasterio cisterciense es un lugar sorprendente, poco conocido y salvado gracias a la iniciativa del arquitecto D. Mariano García Benito, que lo rescató de la ruina absoluta adquiriéndolo en 1974. Actualmente es Bien de Interés Cultural cedido al ayuntamiento de Pelayos de la Presa en 2003, siendo una fundación la que continúa pacientemente las labores de consolidación y restauración que inició D. Mariano, dirigida por su activa sobrina Ana que, junto al alcalde de Pelayos, hicieron de anfitriones al grupo durante la visita a esta joya histórica.

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Y llegó la hora esperada para almorzar entre amigos a la sombra bajo la torre del monasterio bien rodeados por los Triumph. Una buena paella, unos buenos vinos y a compartir las delicias que aportaban los asistentes; desde el salmorejo cordobés, a los bizcochos borrachos de Guadalajara o los chocolates traídos directamente desde Suiza. Todo un lujo para recordar.

Fuente: Juan Jordano

Fotografías: Juan Jordano

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