HANS MEZGER SIEMPRE QUISO VOLVER A PONER EN MARCHA SU 911 CARRERA 3.0, PERO NO VIVIÓ PARA REALIZAR AQUEL SUEÑO. UN AÑO DESPUÉS DE SU MUERTE, SU HIJO OLIVER HA CUMPLIDO EL DESEO

21.11.2021.- Cuando era niño, Oliver solía escuchar a su padre llegar a su hogar desde la lejanía. La familia vivía en una casa situada en una colina con una pendiente del 18%. Hans a veces llegaba tarde de trabajar y su hijo, aún despierto en la cama, solo necesitaba el sonido del motor bóxer de seis cilindros para conciliar el sueño. “Cuando terminaba de subir la cuesta yo ya estaba dormido”, comenta Oliver Mezger. “Mi padre trabajaba mucho durante la semana, pero los domingos eran un tiempo sagrado para la familia”, recuerda. De vez en cuando íbamos a ver las carreras de Fórmula 1 a los circuitos. “Mi hermana y yo nunca sentimos su ausencia. Cuando nuestro padre estaba en casa, siempre nos dedicaba tiempo”. Hans Mezger era un hombre muy tranquilo y con los pies en la tierra, y sus hijos tienen muy buenos recuerdos de su trabajo en Porsche. “Me pareció increíblemente emocionante cuando trajo a casa los análisis de los resultados en el banco de pruebas”, comenta este hombre de 57 años, a quien también se le permitió ocasionalmente ir a la pista de pruebas en Weissach. “Mi padre trabajaba en estrecha colaboración unas 20 o 25 personas y todo el equipo estaba muy unido. No es casual que se hable de ‘familia Porsche’. Era muy habitual que estuvieran trabajando hasta altas horas de la noche, reflexionando sobre nuevas ideas”.

Hans Mezger era la autoridad absoluta en motores de Porsche. Desarrolló el bóxer de seis cilindros refrigerado por aire del 911 y el bloque de 12 cilindros del 917 que ganó en Le Mans. También introdujo el turbo en las carreras y luego en la producción en serie. Y lo hizo con gran éxito, como demostraron Niki Lauda y Alain Prost, que se convirtieron en campeones del mundo de Fórmula 1 con el afamado propulsor TAG Turbo.

En octubre de 1979, Mezger se compró un 911 Carrera 3.0 en blanco Grand Prix, que había sido utilizado previamente como vehículo de pruebas en Weissach y que conservaría para el resto de su vida.

Coches de pruebas a la venta

En aquellos días Porsche vendía todos los automóviles que se habían utilizado para las pruebas de desarrollo. Lo mismo ocurría con sus modelos de rallye, que a veces cambiaban de manos inmediatamente después de cruzar la línea de meta. El Carrera 3.0 de 200 CV se condujo por primera vez en la vía pública, con matrícula de vehículo de prueba, en abril de 1977. Tenía 27.540 kilómetros cuando Mezger lo compró por 22.400 marcos alemanes (más el 13 por ciento de impuestos). No obstante, cuando lo recibió se le instaló un nuevo odómetro con el kilometraje puesto a cero. Cuatro décadas después, el coche ha recorrido otros 10.601 kilómetros. Cuando hacía buen tiempo, Hans Mezger solía conducir regularmente su 911 Carrera 3.0 en salidas por los alrededores de Stuttgart. Uno de sus planes favoritos era ir hasta la casa señorial ubicada junto al lago del castillo de Monrepos, donde solía detenerse para tomar una taza de café. Como siempre tenía entre manos un 911 moderno, apenas recorría unos pocos cientos de kilómetros en su Carrera 3.0 blanco cada año.

Problemas para obtener una matrícula de vehículo clásico

En octubre de 2008, Mezger solicitó una matrícula de clásico para su 911. Sin embargo, hubo problemas porque el Porsche se había utilizado como vehículo de pruebas en Weissach desde abril de 1977, pero hasta agosto de 1979 no se había emitido un certificado completo para el registro regular. Esto le pareció extraño a la agencia de inspección técnica, que inicialmente se negó a emitir la placa. Klaus Bischof, Director del Museo Porsche en ese momento, escribió un comunicado explicando la situación. Incluyó lo siguiente en su carta: “Por cierto, Hans Mezger es también el Diseñador Jefe del motor del 911”.

En una de las últimas entrevistas que dio antes de su muerte, Mezger habló sobre cómo quería que su 911 volviera a la carretera pronto. Solo había algunas cosas menores que debían ser reparadas debido a que el coche no se había conducido durante varios años. Lamentablemente, Mezger nunca llegó a ver el trabajo terminado. Falleció el 10 de junio de 2020 a la edad de 90 años. Para el primer aniversario de su muerte, su hijo Oliver devolvió a la vida a aquel 911. “El coche quedará en manos de la familia y se conducirá en ocasiones especiales. Con él, iré a ver a mi padre al cementerio y definitivamente haré un viaje al Museo Porsche en su honor”, dice. “Tal vez algún día incluso lo lleve a Zell am See”.

El sonido Porsche en Zell am See

La familia Mezger solía ir a Zell am See todos los veranos. Viajaban en el 911, con el portaequipajes bien cargado. “Recuerdo un lugar, donde ahora hay un túnel, en el que en la década de 1970 había una enorme pared de granito”, dice Oliver. “Aquella pared hacía rebotar y amplificaba tanto el sonido del bóxer refrigerado por aire que lograba estremecernos. Nunca lo olvidaré”. En este punto, los niños que viajaban en los asientos traseros, sabían que solo quedaban cinco minutos para llegar al destino.

Oliver Mezger también tiene buenos recuerdos de un reloj cincuentenario que perteneció a su padre, un Zodiac Astrographic SST con una cubierta de vidrio acrílico transparente y manecillas que parecen estar impresas en la esfera. El reloj está inspirado en el espacio. “Cuando era niño, me preguntaba si funcionaba por magnetismo. Todavía me fascina hoy. Las manecillas flotan como naves espaciales, los segundos están indicados por una esfera roja y todo está diseñado para parecerse al movimiento de los cuerpos celestes”. El reloj fue un regalo de un patrocinador del campeonato CanAm en la década de 1970. Porsche compitió allí en 1972 y 1973 con los modelos 917/10 y 917/30, que habían sido puestos a punto por el equipo de Mezger, que había logrado una acertada respuesta del turbo en sus motores. También hicieron lo propio con los vehículos de calle, con el 911 Turbo abriendo camino en 1974. Esta tecnología convirtió a Porsche en pionera en este campo.

A Oliver Mezger le gusta ponerse el Zodiac en su muñeca, sobre todo cuando conduce el Carrera 3.0. Le trae muchos recuerdos y hace que se sienta cerca de su padre, quien, incluso un año después de su muerte, permanece siempre presente. Mucha gente habla de él, hay podcasts en los que se oye su voz y vídeos en los que da conferencias. Y también hay muchos vehículos Porsche circulando con el característico sonido Mezger. Es posible escucharlos en varios lugares distintos y, sobre todo, en colinas con una pendiente del 18%.

Artículo publicado en el número 20 de la revista Porsche Klassik.

Fuente: Christina Rahmes

Fotografías: Berlin Motor Books & archivo de Oliver Mezger

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