LA XVIII EDICIÓN DE RETROMÓVIL MADRID, QUE TUVO LUGAR LOS DÍAS 26 AL 28 DE NOVIEMBRE EN EL RECINTO FERIAL DE IFEMA TUVO COMO UNA DE SUS EXPOSICIONES PRINCIPALES UN HOMENAJE A LA FIRMA FRANCESA AMILCAR, QUE EN ESTE 2021 CUMPLE CIEN AÑOS DESDE SU FUNDACIÓN

28.11.2021.- Amilcar nació gracias al esfuerzo conjunto del aviador André Morel, el ´técnico Edmond Moyet y los financieros Emile Akar y Joseph Lamy, propietarios a su vez de la marca Le Zebre, que se encontraba en declive.

Desde sus orígenes, la intención de sus creadores fue competir en el mercado de los cyclecares, pequeños automóviles muy ligeros con motores de menos de 1.100 cc. El primer modelo de Amilcar, comercializado a partir de 1921, era capaz de ofrecer unos 18 CV y una velocidad punta de 80 km/h por un precio levemente superior al de un Citroën el Tipo A. Eran buenos argumentos para ganarse a los potenciales clientes, pero también tiempos difíciles, con una competencia feroz. Sólo en torno a París se agrupaban 280 fabricantes de automóviles, que luchaban por hacerse un hueco en el mercado. O simplemente mantenerse en él.

Así que Morel decidió inscribir uno de sus primeros modelos CC en una carrera en cuesta local, donde logró la segunda plaza, por detrás de un lujoso Avions Voisin. Las consecuencias comerciales no tardaron en llegar, y la dirección de Amilcar vio de inmediato cual era el camino a seguir.

Para el año siguiente ya contaban con un modelo evolucionado y más potente, el CS, que los clientes vestían con elegantes carrocerías deportivas. Amilcar inscribió su CS en la durísima Bol d´Or de 1922, y con Morel a los mandos se impuso a la competencia. Las ventas se dispararon, obligando a la firma a crecer en proporción a los pedidos. A mediados de la década de los «Felices Veinte» la firma empleaba a 1.200 trabajadores que construían cerca de 4.000 coches al año.

La siguiente evolución, el modelo CGS, se ganó el apodo de «el Bugatti de los pobres». Era extremadamente rápido y efectivo, logrando alcanzar en sus últimas series los 160 km/h. Los Amilcar CGS y los posteriores CGSS acaparaban las parrillas de salida de las competiciones automovilísticas de toda Europa, incluyendo España, donde los Amilcar fueron también muy populares.

La última evolución de los pequeños motores de cuatro cilindros llegó en 1926, siendo bautizado como modelo CO. Gracias a su sobrealimentación por compresor era capaz de rendir 75 CV a 6.500 rpm, y era capaz de medirse de tu a tu con automóviles mucho más grandes… y caros.

A medida que mejoraba la economía, la estrella de Amilcar comenzó a declinar. La clientela demandaba automóviles más caros, más lujosos, y los modestos cyclecars no llenaban a un público con crecientes exigencias. Los problemas financieros se acumularon, y esfuerzos como un nuevo modelo con mecánica de ocho cilindros no lograron revertir la inercia. En 1929 la empresa perdió la gran fábrica, viéndose obligada a trasladarse a unos modestos talleres. El modelo N7 ni siquiera montaba un motor propio, sino un Delage de 2 litros. El conocido fabricante de armas Hotschkiss adquirió la firma en 1937.

Con este empujón financiero se hizo un último intento: bajo la dirección técnica se J. A. Gregoire se creó un nuevo modelo, con tracción delantera, bastidor autoportante de aluminio y un ligero motor de 1000 cc. Bautizado como Compound, no tuvo la menor oportunidad por el estallido de la II Guerra Mundial. Tras el conflicto, las puertas de Amilcar permanecieron cerradas.

En la muestra dedicada a la marca, Retromóvil ofreció una retrospectiva de su historia a través de 10 modelos. Sin duda, un placer para todos los aficionados al Patrimonio de Automoción, y especialmente para los amantes de los coches deportivos. FEVA ha colaborado en la muestra, en su permanente afán por mantener viva la memoria de todos los fabricantes, especialmente aquellos con una presencia tan destacada como aquella que tuvo Amilcar en España.

Galería de vehículos expuestos

 

Fuente: FEVA

Fotografías: FEVA y Clásicos al Volante

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