- EN LA BÚSQUEDA DE VEHÍCULOS ÚNICOS, HOY LES PRESENTAMOS UN ROLLS ROYCE ÚNICO: SE TRATA DEL ROLLS ROYCE PHANTOM IV EXPUESTO EN LA COLECCIÓN DE TORRE LOIZAGA
- SE TRATA DE UNA DE LAS 17 UNIDADES OFRECIDAS PARA SU ADQUISICIÓN EXCLUSIVAMENTE A JEFES DE ESTADO
Valencia, 20 de septiembre de 2014.- Siempre que visito las bellas tierras del País Vasco para visitar a los amigos que tengo por allí, aprovecho para pasarme por el Museo de Coches Antiguos y Clásicos Torre Loizaga, conocido por la extraordinaria colección de automóviles, principalmente de la marca Rolls Royce, aunque no faltan notables ejemplares pertenecientes a otra tan emblemáticas como Issota Fraschini, Bentley, Hispano Suiza, Lamborghini, Ferrari, etc.
Entre la cuarentena de Rolls Royces que se pueden contemplar en el bonito castillo que acoge la colección, hay un modelo que destaca sobre los demás: el Phantom IV número de bastidor 4CS4 de 1955. En España este modelo es bastante conocido por las tres unidades que adquirió el anterior Jefe de Estado y que, actualmente, son propiedad del Ejército de Tierra donde continúan utilizándose ocasionalmente como vehículos de representación y de ceremonias a la jefatura del Estado. Las dos limusinas, chasis 4AF14 y 4AF16, las custodia la Compañía de Transportes del Grupo de Logística de la Guardia Real, mientras que el descapotable, chasis 4AF18, (fotografía de la izquierda) se encuentra expuesto en la Sala de vehículos históricos y de representación de la Sala Histórica de la Guardia Real, ambas situadas en el Real Sitio de El Pardo (Madrid).
A primera vista recuerda a un Silver Wraith de los años 50, con una imponente carrocería tipo limousina, con cristal separador y el equipamiento propio de esta época, es decir, abundante decoración interior en madera, asientos suplementarios, tapizado en piel de alta calidad, etc. Sin embargo, un examen más detallado nos revela que es un poco más grande, con un morro ligeramente más largo, disimulado por una calandra y unos focos prácticamente idénticos a los usados por el Silver Wraith. Es un Phantom IV.
Historia del Phantom IV
Los orígenes del Phantom IV se remontan a 1937, año en el que el Ingeniero Jefe de la División de Automóviles de la firma sienta las bases de la Gama Racionalizada; con la misma los nuevos futuros diseños de la firmas Rolls Royce y Bentley compartirían el mayor número de componentes, tanto de bastidores como de motores, para ahorrar costes de producción. La nueva familia de motores comprendería tres modelos, B40, B60 y B80, con 4, 6 y 8 cilindros respectivamente.
Dentro de este proceso de desarrollo se fabricaron varios prototipos, como el chasis 30-G-VII, que adoptaría la forma de una limusina Rolls-Royce de siete plazas carrozada por Park Ward y equipada con la versión de ocho cilindros en línea de la nueva gama racionalizada de motores de gasolina. Este automóvil, germen del Phantom IV fue conocido como Silver Wraith 80, Silver Phantom, y también con el apelativo de Big Bertha (Gran Berta).
Dentro de este programa de pruebas en 1939, antes del inicio de la II Guerra Mundial, se montaron los nuevos motores de ocho cilindros en dos Bentley Mark V experimentales; el primero , conocido como el 11-B-V, recibió una versión de 6,3 litros que fue carrozado como sedán por Park Ward, conocida como Comet (Cometa) y Scalded Cat (Gato Escaldado).
El diseño y la producción del chasis del nuevo modelo no fue en la fábrica de Crewe, destinada a la fabricación de material aeronáutico y militar, sino en una factoría experimental denominada Clan Foundry (Fundición Clan), que la empresa tenía en Belper desde finales de 1939 y que había sido la sede de su división automovilística durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1948 el Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo, tuvo la ocasión de probar durante unos días el Gato Escaldado; quedó tan impresionado que solicitó que fabricaran un chasis similar por encargo suyo y de la Princesa Isabel. La firma accedió, siendo carrozado según los deseos de la pareja, por H. J. Mulliner.
Esta unidad, con el número de chasis 4AF2, se convertiría en el primer Rolls-Royce de las Caballerizas Reales (Royal Mews). Como el coche era de uso privado cuando fue entregado al matrimonio el julio de 1950, la limusina se convirtió en coche oficial cuando la princesa Isabel ascendió al trono en 1952. En 1954 la, ya entonces, Reina Isabel II incorporó a la flota oficial otra unidad, bastidor 4BP5 (fotografía de la derecha).
A finales de los años 40, Rolls Royce encontró una pequeña pero importante demanda que exigía automóviles cada vez más lujosos, espaciosos y ceremoniales que los Silver Wraith, de una manera similar a lo que había ocurrido con el Phantom III de los años 30. El hecho de tener como clientes al Duque de Edimburgo y a la Princresa, luego Reina, Isabel, serviría como argumento comercial de primera magnitud para ofrecer este nuevo modelo entre la realeza y jefes de estado de todo el mundo. Desde 1955 Rolls Royce pasaría ser distinguida con la Royal Warrant o condición de proveedor de la Casa Real, tal y como ostentaba el carrocero Hooper desde 1930; este privilegio hasta ese momento lo había disfrutado la prestigiosa firma Daimler desde 1902.
¿Qué es lo que hace especial a un Phantom IV?
Los Phantom IV son especiales porque con este modelo Rolls Royce quiso ofrecer un vehículo muy especial a clientes muy especiales: jefes de estado. Esto no quiere decir que los altos dignatarios no fueran clientes de la célebre marca, al revés, pues entre la clientela del Silver Wraith se encontraban el Príncipe Regente de Bélgica, el Rey Pedro de Yugoslavia, en el exilio, la Reina Juliana de Holanda, el Rey de Dinamarca, el Rey de Grecia, el Emperador Hiroito de Japón, etc., así como numerosas embajadas y cuerpos diplomáticos pertenecientes a estados de todo el mundo.
Entre los clientes que Rolls Royce encontró para los 17 chásis puestos a la venta del Phantom IV no hubo tanta diversidad como podría parecer, concentrándose éstos en las siguientes durante su producción (1950-1956):
- La Casa Real del Reino Unido fue un excelente cliente, pues la Princesa Isabel estrenó el primer ejemplar, una limousina de H. J. Mulliner (chasis 4AF2), el Duque de Gloucester utilizó una limousina de Hooper (chasis 4AF10), la Duquesa de Kent fue usuaria de otra limousina de Hooper (chasis 4AF12), y la Reina Isabel tuvo a su servicio otra limousina, también carrozada por Hooper (chasis 4BP5).
- El Emir de Kuwait, Abdullah III Al-Salim Al-Sabah, Hakim encargó cuatro unidades, todas con carrocería limousine de H. J. Mulliner (chasis 4AF8, 4BP7, 4CS2 y 4CS4).
- El General Franco encargó tres unidades para que fueran carrozadas por H. J. Mulliner, dos cerradas con carrocería limousine (chasis 4AF14 y 4AF16) y una cabriolet (chasis 4AF18) de cuatro puertas.
- El Sha de Persia adquirió dos unidades, un cabriolet de dos puertas carrozada por H. J. Mulliner (chasis 4AF6) y una limousina obra de Hooper (chasis 4CS6).
- El Rey Faisal de Iraq también fue usuario de dos unidades, dos limousinas carrozadas por Hooper (números de bastidor 4BP1 y BP3).
- Finalmente, su Alteza Real Aga Khan adquirió una limousina sedanca de ville, carrozada por Hooper (número de bastidor 4AF20) y el Príncipe Talal de Arabia Saudí una limousina convertible de Franay (número de chásis 4AF22).
A modo de anécdota, señalar que una unidad, chasis 4AF4, no llegó a venderse nunca, siendo utilizada en la fábrica de Rolls Royce como furgoneta de carga, eso sí, carrozada por Park Ward.
El carrozado de estos exclusivos vehículos se encomendó a los más afamados carroceros, conocidos por el prestigio de sus carrocerías: H. J. Mulliner vistió 9 bastidores; Hooper, 7 y Franay, tan solo uno.
¿Cuál es la historia de la unidad expuesta en el Museo de Torre Loizaga?
La unidad expuesta, identificada por su número de bastidor 4CS4, formó parte de la pequeña flota de Phantom IV adquirida por el Emir de Kwait Abdullah III Al-Salim Al-Sabah, Hakim, entre 1951 y 1955. En agosto de 1955 el chasis fue enviado al carrocero, finalizándose el vehículo a principios de 1956. (En la fotografía de la derecha, el Presidente Gamal Abdel Nasser con Shaikh Abdullah III Al-Salim Al-Sabah durante la última visita de este al Cairo en 1962)
La empresa que realizó el carrozado del coche, H. J. Mulliner, fue fundada en 1900 y en 1907 empezó a carrozar chasis procedentes de Rolls Royce, mereciendo un destacado prestigio por la calidad de sus trabajos. En 1959 pasó a formar parte del consorcio empresarial del célebre fabricante inglés, fusionándose en 1961 con el carrocero Park Ward & Co. Ltd. La nueva empresa, Mulliner Park Ward, se constituyó como departamento de trabajos especiales de la Rolls Royce.
El protectorado británico sobre Kwait finalizó en 1961 cuando Abdullah III lo revocó; el Emir falleció poco tiempo después, en 1965; durante estos años el Phantom IV fue exportado, acabando en los EE.UU.
Desde entonce y hasta la actualidad, su cronología más destacada es la siguiente:
1969
El coche formó parte de la colección Resnick Motor Museum, fundada por el propietario de Channel Master, un canal de televisión de éxito en la época.
1976
Fue puesto en venta por 135.000 dólares, a través del marchante Tom Barrett, con tan solo 1.700 millas recorridas.
1986
Siendo propiedad del coleccionista norteamericano Ken Smith (La Jolla, California) participó en el I Rally San Diego organizado por el Rolls Royce Owners´ Club. En el mismo, obtuvo el Premio al Coche más Elegante.
1990
Según consta en los archivos del Rolls Royce Owners ´Club el propietario era el coleccionista R. Kughn y participó en el Teamkhana Course.
1995
En abril apareció un anuncio en una conocida revista de vehículos clásicos inglesa donde se ofertaba el coche en los EE.UU., indicándose que sólo había recorrido 3.318 millas.
1997
Coche puesto en venta en una subasta organizada por Barrett Jackson en Scottsdale, Arizona (USA).
1998
El coche permanece en la Colección del Dennis Nicotra, pintado en verde azulado sobre dorado; según se indica había recorrido 5.000 millas.
1999
Fue adquirido por Miguel de la Vía, fundador del Museo de Coches Antiguos y Clásicos Torre Loizaga, ubicado en el Barrio de Concejuelo, Galdames, Vizcaya, España.
Equipamiento
Se trata de una limousina reailzada por el carrocero H. J. Mulliner, con número de diseño 7376 y de ejecución 5725. La carrocería era de cuatro puertas, y tres ventanillas laterales, con cristal separador accionado eléctricamente. La caja de cambios era automática. Dadas las especiales características de su primer destino, se le instaló un equipo de aire acondicionado, así como un filtro de aire con baño de aceite y parasoles Sundym.
Para advertir de la presencia de Emir se instaló un foco rojo en la parte frontal del vehículo así como una sirena de alta frecuencia. Para salvaguardar la intimidad de sus ocupantes también se instalaron unas cortinillas de seda accionadas eléctricamente que ocultaban las ventanillas traseras, extra que aún conserva. Las cerraduras de las puertas se dotaron de un sistema de protección contra la arena. El color del vehículo cobre dorado (golden beige) y plata (snow shadow), con tapizado en piel beige.
La técnica
El Rolls Royce Phantom IV comparte el diseño básico del bastidor de su hermano pequeño el Silver Wraith. El chasis del Phantom IV está reforzado y tiene una mayor distancia entre ejes, longitud que a partir de 1952 también estaría disponible para la versión de batalla larga del Silver Wraith.
Un robusto chasis de acero con refuerzo central en forma de cruz soporta la carrocería que se atornilla sobre el mismo. La suspensión delantera es independiente, con muelles y amortiguadores hidráulicos de palanca, y la trasera se apoya sobre un eje rígido, con ballestas semielípticas y amortiguadores hidráulicos de palanca. La dirección, de caja y leva, está asistida por un pistón hidráulico. La caja de cambios, en un principio manual, tiempo después pasó a ser una HydraMatic automática de cuatro velocidades fabricada por Rolls Royce bajo licencia de GM. Los frenos son de tambor, con un accionamiento doble –mecánico e hidráulico- y están asistidos por un servo que toma su fuerza de la caja de cambios.
Para impulsar al Phantom IV Rolls Royce se decantó por la versión de ocho cilindros de la Familia B desarrollado dentro del Plan de Racionalización de Rolls Royce. Su hermano pequeño, el Silver Wraith, utilizaba la versión de seis cilindros, B60, pero para el gran Phantom se optó por este motor, conocido como B80; fue el único motor de ocho cilindros montado de serie en un turismo Rolls Royce, aunque los derivados del mismo fueron ampliamente utilizados en vehículos comerciales y militares, con una destacada difusión en ejércitos de todo el mundo.
Las series A y B de los Phantom IV utilizaron una versión que con 5.675 centímetros cúbicos desarrollaba 165 caballos de potencia. La serie C —a la que pertenecen solamente los tres últimos Phantom IV, entre ellos el presentado— monta una versión de 6.515 centímetros cúbicos de 195 CV.
Esta mecánica le permite recorrer largas distancias a muy baja velocidad, característica importante en un coche ceremonial y de desfile, aunque también puede alcanzar más de 160 km/h.
No hemos conducido un Phantom IV, pero sí varios Silver Wraith de la época y de tamaños parecidos, por lo cual podemos imaginarnos la sensación al volante: el generoso par motor del motor, disponible a muy pocas vueltas, hacen que la sensación de empuje sea destacada, aunque el funcionamiento de la caja de marchas sea lento. Su accionamiento se efectúa desde un selector adosado a la caña de la dirección.
Estos motores son capaces de impulsar a estas grandes limousinas a velocidades más que razonables, pero su gran peso, superior a los 2.500 kilos, con sus consiguientes inercias en el caso de frenadas fuertes, y el tipo de neumáticos que montan, diagonales de 7.00×17 pulgadas, aconsejan moderar la velocidad.
El bastidor ofrece una razonable sensación de estabilidad y aplomo, aunque la suspensión prima ante todo la comodidad. El conductor puede regular la dureza de la suspensión trasera desde un mando al volante. Los frenos son muy potentes y transmiten una gran sensación de seguridad, pues según aumenta la velocidad, mayor es su capacidad de respuesta; y al revés, según se circula más lento, menos capacidad de frenada tienen, obligando a anticipar las frenadas.
El volante es cómodo de accionar, a pesar de carecer de ajuste, y la asistencia favorece mucho las maniobras en parado, algo imprescindible en este tipo de vehículos. El cuadro de mandos es completo y ocupa la parte central del bonito salpicadero. Ofrece la información necesaria para comprobar el estado de las constantes vitales del motor (presión del aceite, temperatura del refrigerante, carga de la batería, velocidad, etc.). (fotografía de la dererecha)
Su gran tamaño, con una longitud cercana a los 6 metros, su gran radio de giro y la escasa visibilidad lateral trasera y lateral aconsejan que su conducción se confíe a un chófer experimentado.
A modo de conclusión, recomendamos a los aficionados al automóvil y al mundo del motor de que visiten esta interesante exposición, ¡no les defraudará!
Más información:
Agradecimientos:
Rolls Royce Owners´Club
Museo de Coches Antiguos y Clásicos Torre Loizaga
Texto: Juan Inigo Ros
Fotografías: Juan Inigo Ros, Anchoa Fotos, Rolls Royce, W. A. Payne, Dan Veale, Bob Schaffner y Will Morrison, Wikipedia, www.shawangunkjournal.com