- UN AÑO MÁS, ENTRE LOS DÍAS 29 DE ABRIL Y 4 DE MAYO, EL TOUR AUTO OPTIC 2000, LA GRAN CARRERA ORGANIZADA POR PETER AUTO, HA CRUZADO LA GEOGRAFÍA FRANCESA
- ADEMÁS DE PARÍS, TRAS 2265 KMS RECORRIDOS, HA VISITADO 5 CIUDADES, INNUMERABLES PEQUEÑAS POBLACIONES Y 4 CIRCUITOS, ENTRE ELLOS EL MÍTICO CIRCUITO DE LE MANS
26 de mayo de 2019.- Por segundo año, quien suscribe estas líneas junto al colega fotógrafo Unai Ona, hemos formado parte del equipo Repsol Classic Team (Alfa Romeo Giulietta Sprint de 1959 dorsal 180) acompañando a los pilotos Carlos de Miguel y Luis Delso como coche de apoyo y cubriendo el tour como prensa.
Aunque el año pasado ya les dimos unas pinceladas de lo que supone esta prueba, les recordamos que es una carrera de coches clásicos por etapas, concretamente cinco (sin contar la primera en París a modo de exhibición), las cuales finalizan en varias ciudades importantes (Dijon, Lyon, Vichy, Tours y Deauville) donde se instalan los parques de asistencia para las reparaciones y el mantenimiento de los vehículos.
Se trata de un rally convencional, con tramos cronometrados cerrados al tráfico y tramos de enlace compartiendo vías con el resto de usuarios. Además, se visitan cuatro circuitos (Dijon-Prenois, Magny-Cours, Charade y Le Mans-Bugatti), donde los participantes se tienen que pelear con el cronómetro.
La competición
Los 298 vehículos inscritos, modelos que participaron en la prueba real entre 1951 y 1973 (salvo contadas excepciones) se organizan en 5 “plateaus”, tres concursan en velocidad y otros dos en regularidad. No piensen que con estos últimos el tour pierde vistosidad pues, aunque es cierto que van bastante más despacio, la calidad de las monturas hace que el simple hecho de verlos pasar por alguna carretera sea un espectáculo en sí mismo. No es muy habitual encontrar fuera de ferias, salones o museos un Ferrari 250 GT Boano o GT Lusso, un prototipo Frazer Nash Coupe Le Mans, un Alfa Romeo TZ, un BMW M1 o un Hotchkiss 864 por poner algunos ejemplos.
La pareja vencedora absoluta, por segundo año consecutivo, fue la formada por Raphaël Favaro e Yves Badan a los mandos de un Lotus Elan R26 de 1965, un coche realmente ágil y competitivo; también en velocidad, teniendo en cuenta el índice de performence, los vencedores fueron Jean-François Penillard y Chloé Penillard a bordo de un Porsche 356 Pre A de 1954; por último, en regularidad, se llevaron la victoria Eric Hamoniau y Edouard Lotthe al volante de un precioso Ferrari 250 GT Lusso de 1963; además de estos hay bastantes ganadores en diferentes categorías, les adjuntamos el enlace al listado por si tienen curiosidad en consultarlo.
El equipo Repsol
Este año a nuestro equipo no le salieron bien las cosas, desde el primer día los problemas mecánicos se fueron sucediendo, hasta que al final de la segunda etapa, al poco de comenzar un tramo cronometrado, un manguito de frenos se soltó dejando a la Giulietta y a sus pilotos a su suerte, la historia no acabó bien pues, por no salirse en una curva donde había espectadores, tomaron un desvío en cuesta abajo sin ninguna posibilidad de detener el auto, decidieron estrellarlo contra un coche aparcado como mal menor, pero como consecuencia la dirección se vio comprometida y por tanto no hubo manera de poder continuar. Parece que con este Alfa Romeo se ha cerrado una etapa y es más que probable que para el año que viene la pareja española acuda al Tour Auto con una nueva montura que todavía no podemos desvelar, pero promete espectáculo.
¡Qué envidia!
Por último, antes de dejarles con las imágenes para que vean lo que dio de sí este Tour Auto 2019, haré una reflexión en voz alta: me da bastante envidia y al mismo tiempo me admira ver cómo se vive el automovilismo clásico fuera de nuestras fronteras. Pienso (por supuesto puedo estar equivocado) que un evento deportivo como éste, no se podría celebrar dentro del territorio español, no ya solo por la capacidad organizativa y económica, que también si no, principalmente a nivel de relaciones con las administraciones. En España somos capaces de organizar (por supuesto no exento de innumerables inconvenientes) pruebas puntuales, léase rallyes o subidas en cuesta a nivel local, pero poder poner de acuerdo a diferentes administraciones para ver pasar una caravana de esta magnitud, con cortes puntuales en carreteras compartidas y que pasen por varias comunidades autónomas e incontables municipios, como se hace por ejemplo con la vuelta ciclista, me parece ciencia ficción, todo serían trabas y zancadillas.
Además, aunque nos cueste reconocerlo, nuestra afición dista bastante de la de los países que nos rodean, tanto en educación como en cultura del automóvil. Es un auténtico placer ver cómo se vive el Tour Auto entre, no solo los aficionados, si no también por todos los esporádicos espectadores que celebraban a lo grande el paso de la prueba. Durante buena parte del recorrido, incluso en zonas alejadas de las poblaciones, se encuentran muchísimas personas, a los lados de las carreteras, con cámaras fotográficas, de video o teléfonos móviles disfrutando de la carrera. Y no digamos cuando pasan por los pueblos, donde acuden los clubes con sus joyitas y agasajan con vítores y regalos a los participantes. Otro mundo.
Fuente: Carlos Sanz Albarracín
Fotografías: Peter Auto yAnchoa Photo